Cólera

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Hola, habemus primera actualización del 2022

Enjoy!

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En los confines del océano, un sitio donde se rebosaba en vida y luz a pesar de su profundidad, en donde los nereida avanzaban en aquello que se consideraba vida cotidiana.

Un lugar arraigado en pureza, bondad y el bienestar por lo correcto, por lo menos esa era la fachada que los seres del mar desbordaban puesto que al momento de dificultades o que se saliera de su jurisdicción en el orden se volvían caóticos y petulantes.

En aquel momento era lo que se estaba viviendo en la congregación más alta y respetada en ese distrito, encima de los nereida existía un grupo parlamentario con origen de cinco nereidas, aquellos más longevos y llenos de sabiduría que se encargaban de educar y dar el camino idóneo a las entidades de nuevas generaciones, además eran los que acogían y adoctrinaban aquel ser que nacía cada determinado tiempo considerando ser la propia encarnación del mar.

Siendo seres mayores todo lo trataban desde su baluarte de manera diplomática. Observaban de manera reprobable a Shindou, el cual permanecía en medio del área cabizbajo recibiendo las reprimendas por sus últimos actos.

—Cada vez más bajas las expectativas —mencionó una grave voz senil. —Destruiste una caverna en la superficie, te influencias demasiado en sentimentalismos como fue la ira para usar deliberadamente tu poder y por si fuera poco vuelves con esa horrible imagen, ¿cómo te hiciste eso?

Las miradas indignadas desde los tronos adornados en coralinos se dirigían hacia el joven nereida, el cual levantó unos grados su antebrazo a observar la cortadura que el humano le había dado como defensa a su sorpresivo ataque.

—Fue una piedra afilada en el desplome de ese acuífero —respondió con incomodidad. —Bajé la guardia...

Uno de los sabios del consejo llevó su mano acicalando su larga barba pálida y senil inspeccionando el evidente estado decaído en el chico.

—Si vas a mentir para evitar este sermoneo es en vano —regañó provocando en Shindou arrugar su entrecejo cabizbajo. —Te falta mucho para lograr ser lo que eran tus antecesoras, sobretodo la última. Distinguió en honradez y cuidado prudente a su raza, aquella que doblegó el inicio de la cacería que los seres terrenales comenzaron dándoles sus 40 días y 40 noches de inundación.

—Ya me han dicho esa historia muchas veces sobre la protectora Cathleen —anexó el azabache no muy convencido de otra insistente comparación.

—Un elegido no duda. No miente. No traiciona. Hace un trabajo impecable por el bien del mar y los nereida —dijo levantando su índice otro de los sabios. —El nuestro es guiarte, pero eres poco cooperativo últimamente.

—La edad rebelde debería haberte pasado, mejor dicho, ¿por qué no has hecho ningún vínculo? Al ser el bendecido tienes autoridad de hacerlo con más de uno, ¿qué te detiene?

Antes de que Shindou pudiera abrir su boca y responder otro ser del mar en los tronos interrumpió.

—A causa de ese traidor, por ello has demorado en terminar el trabajo —reclamó con discordia. —Acabalo, no deberían existir vínculos como él posee.

—Un elegido no se acobarda, además, ya tienes experiencia como fue con la otra traidora, esas falsas y sucias auras no deben estar en el mar.

—Ahora retírate y cubre la inmundicia en tu antebrazo para que nadie más la vea, no queremos que se normalice algo como eso. Los nereida somos perfectos, nada de fracasados.

El tirano de los mares [BkDk +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora