La dualidad del nereida

842 149 41
                                    

Una confesión muy inusual acababa de ser oída. Tanto Kirishima como Todoroki manifestaron rostros desconcertados sin tener una respuesta apropiada, pero aun así dieron un esfuerzo.

Juzgando por la reacción neutra del rubio ambos asumieron que ya lo sabía.

—Oye... entonces, ¿fuiste tú quien salvó a Bakugo esa vez de la maldición? —Preguntó desconcertado Eijirou recordando las condiciones que le había dado la bruja del embarcadero. Izuku sencillamente asintió sin absoluto arrepentimiento por eso.

—¿Por qué ahora luces como un humano? —Inquirió Shoto.

—Técnicamente él me salvó a sobrevivir fuera del mar, de no vincularme con Kacchan hubiera muerto.

—Vaya, ahora entiendo algunas cosas... —Eijiro recordó momentos ingenuos de Izuku e incluso en los que por alguna razón varias personas lo requerían. —¿Alguien más sabe este secreto?

—Lo sabe Jirou-san y Uraraka-san; de Hornigold Melissa-san, Eri-chan lo sabía de antelación al estar en la misma casa de esclavos que yo... y el sacerdote Shinso lo descubrió —contó con sus falanges al mencionar a cada uno. —Y bueno, supongo que la gente que me atrapó...

—Seguramente asumieron que moriste en la destrucción de Stormalong cuando huyendo como cobardes al dejarte en ese estado —carraspeó Bakugo.

—Espero que sea así, pero no lo creo...

Un silencio incómodo se desató nuevamente en el camarote. Shoto quien permanecía sentado en la cama observó las reacciones compungidas del peliverde.

—Ahora tiene más sentido que haya sido Dabi quien te atrapó. Logré ser muy escéptico, pero me di la tarea de investigar más de ustedes para dar con él —susurró recapitulando. —Midoriya, ¿realmente existe el poder de manipular el océano?

—Sí la hay —dijo afligido. —Y por eso hay mucha carga estricta en los nereida, a pesar de que ya no pertenezca a ese lugar quiero ayudar a evitar que corran con una experiencia tan desagradable como perder la libertad.

—Sabía que la pasaste mal por las condiciones que te conocí, pero no tenía idea... —declaró Eijirou desbordando empatía.

—¿Qué te hizo querer hablar y confiar en ellos? —Preguntó repentinamente Katsuki. Conocía que no tenía más su visión para juzgar el corazón y alma de los humanos y con ellos no tuvo la dicha de mirarlos previamente como a otros más que sabían su secreto.

Izuku restregó una apacible sonrisa antes de responder.

—Intuición. Si son tus amigos, deben ser de confiar —aclamó tranquilo, ante eso Kirishima suspiró mostrando sus dientes completamente divertido de esa furtiva respuesta.

Katsuki cruzó sus brazos y puso sus ojos en blanco.

—No somos amigos el maldito corsario y yo.

—¿No lo somos? —Repitió extrañado el bicolor.

—¡No! —Gruñó.

...

Pasaron un par de horas de la noche, en esos momentos quien estaba en cubierta eran Katsuki y Eijirou manipulando la navegación, mientras tanto Izuku atendía al herido corsario que aun guardaba reposo, pero ese momento fue el óptimo para despejar algunas dudas que se tenían por diversos motivos.

El nereida no tuvo ni un mínimo para callar todo lo que enfrentó al momento de su captura y siendo específico de que se había estado dedicando Dabi, ya que consideró la incertidumbre de alguien tan cercano como un hermano menor de conocer lo que deparó.

El tirano de los mares [BkDk +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora