Brújula náutica

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Hey, habemus actualización.

Enjoy!



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Un nuevo amanecer había emergido con un clima bastante agradable, la brisa era gentil y el rocío de la mañana efectuaba encima de la vegetación. El gran molino giraba débilmente por el viento salino que llegaba desde las costas, de su puerta salía con pereza cierto pelirrojo que al sentir la luz del sol cerró con mayor fuerza sus ojos y dedicó un bostezo. Últimamente le había costado mucho poder levantarse temprano, pero debía dar su empeño a lo suyo.

Llevó su diestra a frotar su ojo y poco a poco su flojera terminó trasformando en sorpresa.

—Woah, ¿sigues aquí? —mencionó en alto señalando a Katsuki que estaba sentado encima de unas cajas de madera mientras mordía áspero un trozo de pan. Ante ese comentario impertinente le provocó girar de reojo de forma desagradable.

—¿Acaso me estás echando, idiota? —La pesadez en su tono de voz fue agrio mientras masticaba y enseguida deglutía. Eijirou tragó hondo llevando a rascar su nuca.

—No hombre, pero es impropio de ti, ya que sueles venir despreciar a los que atrapas e irte a tu siguiente labor antes del amanecer —citó con la forma despectiva que mencionaba Bakugou a sus presas. —¿Te sientes mal?

—Estoy perfectamente bien —respondió enseguida indignado ante la idea que cruzó por la mente del otro de haber sido herido en su anterior hazaña. —Sólo estoy reservando energía —carraspeó llevando el último trozo de pan a su boca.

Eijirou ladeó su rostro confundido sin tener una razón fija para poder indagar, así que antes de responder cualquier absurda pregunta más, Katsuki metió la mano dentro de la parte desabotonada de su camisa para sacar un papel y extenderlo a que el otro lo tomara.

Los ojos de Eijirou miraban de un lado a otro todavía confundido mientras desdoblaba el papel para poder tener más información.

—Que letra tan fea... apenas y puede entenderla... —musitó cerrando sus ojos con esfuerzo de poder interpretar. —¿Qué es esto?

—Mira la firma del remitente.

—Ni siquiera tiene firma —mencionó con estrés de no entender lo complicado que lucía, aunque sus ojos abrieron con un deje de sorpresa al encontrar algo distinguido. —Esta marca... ¿no es...?

Katsuki enarcó una sonrisa al notar la reacción predecible en el otro.

—Se parece mucho, ¿verdad? Se trata de ese infeliz —exclamó con una soberbia emoción mientras tomaba el montón de afiches de búsqueda que tenía a su lado y mostraba uno en específico. —Es la misma marca que tiene su máscara, Mr. Compress.

El papel en manos de Eijirou se trataba de alguna carta extensa que no tenía firma pero sí el dibujo de un signo parecido al que portaba en máscara la imagen del afiche de búsqueda que traía Katsuki.

—Espera, espera —agitó sus manos exasperado —, ¿cómo diantres conseguiste esto?

—De aquel escondite pirata, lo tenía el supuesto capitán, tal parece y eran socios suyos —mencionó con tozudez pero evidente entusiasmo.

—Aquí dice que se tenían que ver con él en tres días para intercambiar la mercancía, ¿mercancía? —Repitió confundido. —Que debe estar en buen estado...

—Debe referirse a él, no había algo más distinguible en esa caverna —recordó Katsuki aquella escena del escondite donde solo había tesoros en cajas sucias y manchadas, la única excepción a lo que concordaba era aquel sujeto de apariencia mítica sometido en el muelle. —Así que iban a venderlo... —susurró asimilando la red de trata que contenían entre los piratas más ordenada de lo que imaginaba, pero sobre todo la suerte que tuvo ese tritón de que hubiera llegado.

El tirano de los mares [BkDk +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora