Tira la moneda

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Las iris granates de Katsuki abrumaron en una inquietante molestia que podía percibirse incluso en alguien que no fuese una nereida. Observó el entorno de ese navío encallado entre las rocas, en cubierta había personas armadas, el sitio empapado y húmedo por agua de mar y lluvia, peligrosos y brillantes cristales en trizas esparcidos en la madera destrozada de lo que parecía anteriormente una cisterna.

A pesar de que no estaba a la vista, aseguraba a Deku por ahí. El tintineo del tiraje de una gruesa cadena metálica a una polea tensora en mayor altura llamó su atención, había otro nereida ahí, no era cualquier extraño, era ese sujeto de cabello negro que ya había visto anteriormente.

La muñeca que era jalada por una cadena lastimaba los ligamentos y nervios la lesión del hombro dislocado llevando a quejar con una mueca centrado en no apartarse del mar, aún así tuvo la dicha de mirar de reojo a Katsuki frunciendo el entrecejo de recordar algunos aspectos desagradables que tenía pendientes hacia él.

Bakugo bajó hacia el barandal del barco, los otros entraron en un modo hostil dirigiéndose hacia él, sin embargo, el rubio los evadió removiendo el equilibrio entre ellos con algunas patadas, inclinó al suelo para sujetar una delgada varilla metálica y como si de una lanza tratase la arrojó a la polea obstruyendo ser tirada por atascarse en ello.

—Infeliz, ¡¿cómo te atreves?! ¡Si vuelves a suspender mi vínculo hacia él voy a romperte el otro brazo! —quejó completamente centrado en el nereida.

Aquellos piratas que quedaron en segundo plano al cazador de recompensas, estaban con una faceta perpleja, no entendían ahora con que intenciones llegó ahí. Shindou enarcó una ceja.

—Eres muy incompetente para soportarlo, no tuve remedio —defendió tenso a media altura del barco donde la marea había subido. —¡Además debería ser yo quien tiene obligatoriedad de golpearte por irresponsable! ¡Tan solo deja que me libere de esta porqueria y serán castigados, humanos! —Gruñó indignado.

Katsuki chasqueó su lengua, en realidad esa suspensión actual lo había aliviado del estrés que su cuerpo afrontó desde hace horas con Izuku que había sido atrapado, no obstante, le cabreaba la idea de volver a usar un remedio como ese pese a lo que le dijo a su vinculado:

«Si no pudiera soportar esto, no tengo el derecho de que seas mío».

Resopló con hastío retomando con las personas en la cubierta.

—¡Tú eres el que atrapó y mandó a la horca a Mister Compress! —Señaló acusatorio Twice.

—En efecto —respondió Katsuki con rabia —¿y ustedes fueron los malnacidos que atacaron Störtebeker en mi ausencia, no? Me hicieron dar muchas vueltas para encararlos para mandarlos al infierno de una jodida vez.

—Los mismos, ¿te gustó las remodelaciones del lugar? —mencionó Tomura con un gesto de saludo. —Debo creer que eres tú quien está vinculado con mi criatura, lo hiciste más capaz y ahora nos tiene aquí luego de tanto, muchas gracias señor cazador de recompensas.

—¿Tu criatura? —Repitió entrecerrando sus ojos.

—Sí, cualquiera que tenga mi marca lo es —hizo un trazo con una falange en su palma dando una imaginativo ilustración. —Son mascotas de mi pertenencia.

Una vena en la frente de Katsuki remarcó fastidiado de esas palabras. Izuku portaba un horrible remanente en su mano similar, ese barco era la marca que debía tallar hasta borrar del temor en el nereida y un acceso fácil al desahogo de lo que ocurrió en la villa.

Magne y Twice avanzaron hacia Katsuki de nuevo con pistolas de pólvora que no accionaron del todo al estar empapadas por los eventos anteriores, así que sacaron sus espadas dispuestos a parar a ese sujeto.

El tirano de los mares [BkDk +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora