El recado que no llegó

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Tenemos actualización pastelitos~

Enjoy


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Izuku por fin estaba encontrando algo de confort a todo lo que había vivido desde su exilio, volver a comunicarse con alguien del mar era muy estimulante ante esa atenuante soledad. Por otro lado, Momo observó en silencio los rastros de heridas que portaba en su cuerpo, Kyoka le había hecho mención de ello pero no imaginaba que eran tantos.

Al percibir como era observado retrocedió empujándose desde los hombros de su amiga incómodo e inmediato cubrió su mano con aquella marca encima, no quería volver a ser desprestigiado por algo así, no obstante la azabache con calma llevó sus manos las suyas y descubrió con total paciencia.

—Está bien, no te alarmes por esto —aclamó inspeccionando la palma de Izuku. —Hay algo que he entendido desde que estoy aquí, si portas algo como esto es porque has vivido y soportado. Te vuelves más fuerte.

—Yaoyorozu-san... tú... ¿eres feliz con este estilo de vida? —Preguntó tímido e inseguro de su prudencia. La nereida no tuvo ni un mínimo de duda y asintió con total calidez. —¿No te sientes sola?

—Mientras tenga a Kyoka-san yo soy feliz —respondió divisando el sitio donde apenas podía verse a distancia al par de personas afuera hablando. —Me divierto mucho con ella y la amo demasiado...

El peliverde no podía entenderlo del todo pero algo en ella irradiaba bastante claridad en sus respuestas sin una muestra de arrepentimiento.

Por otra parte los que estaban afuera no tenían una conversación muy diferente.

—Entonces ellos pueden volver a su forma original siempre y cuando vuelvan al agua —Kyoka afirmó en seriedad. —De cualquier forma me extraña que aquella mujer pueda vivir desolada aquí, ¿acaso te causó problemas?

La chica indignada elevó sus brazos señalando hacia la caverna al sitio donde estaba el ser del mar.

—Yaomomo es bellísima, ¿te parece apropiado que ande por un sitio tan desalineado como el embarcadero de Kidd? Además, ella ha tomado alguna especie de conexión con este lugar, prefiere estar como la encantadora nereida que es y yo estoy bien con eso —concluyó con alardeo. —Ese chico, lo tiene un poco más complicado... ¿qué es lo que tú quieres para él, Bakugo?

Era una pregunta extraña y repentina que ni siquiera él estaba con certeza en su cabeza. Exasperado giró de reojo hacia donde oscilaba Izuku observando con detenimiento aquellas encantadoras y tímidas reacciones que podía interpretar un poco.

—Por mi está bien lo que él decida, es su vida después de todo —respondió contundente rascando su cabeza.

—Ciertamente tienes razón pero también influirá contigo, ¿lo olvidas? Mantengan un vínculo armonioso y todo estará bien —concluyó la mujer resignada retomando con los demas.

Mientras volvía unos pasos detrás de Kyoka, el ruido de esas últimas palabras permanecía en su mente golpeando, ¿todo lo que había hecho solo fue con el propósito de tener un estable vínculo? ¿Se vio con la obligación de volver a pagarle con la misma moneda de salvarlo? Puede que Izuku diera un poco de lástima con esa apariencia deplorable y mirada apática que le generara una necesidad a que retomara ese ánimo curioso de antes. Podía indagar con mayor detenimiento en conocer más de él, pero tendría que esperar a que recuperara apropiadamente para preguntarle directo.

—Puedes volver a tener ese don, el océano ignora estos manantiales —mencionó la voz femenina tomando con firmeza ambas manos de Izuku. —Renuncia a ser un nereida y conviértete en una oceánide.

El tirano de los mares [BkDk +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora