Capítulo 13:

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Ay no, ay no.

Cerré mis ojos con fuerza no queriendo voltearme. Lili estaba igual de sorprendida que yo y notaba que se encontraba tensa. Liset fue la única en levantar la vista y dirigirla hacia la persona que había hablado.

- ¿Es usted la Princesa? – se acercó la mujer hasta a mí y me inspeccionó mejor.

-Eh no, no, pero cómo se le ocurre – habló Liset haciendo ademanes con sus manos.

-Ella solamente es una sierva del palacio – interfirió Lili – Como nosotras.

Yo no pude decir o hacer nada más que ver a la mujer que me veía con sospecha y al mismo tiempo emoción. Estaba nerviosa, con miedo de ser descubierta.

-No, claro que no – sonrió encantada – Es ella – me señaló, Lili se puso frente a mí para taparme – ¡Es la Princesa, la Princesa Shinees! – exclamó hacia los demás.

Entré en pánico, ay no, esto no tenía que suceder, si llegaba mi visita al pueblo y a este centro de ayuda a oídos de mis padres posiblemente sería el final de todo.

-No, por favor, me confunde con su Alteza Real – intenté en vano, pero debía intentar.

-Claro que no, su Alteza, usted es inconfundible, toda usted lo evidencia – hizo reverencia y todos los demás Costa Meinitas comenzaron a hacer lo mismo y a acercarse, susurrar, murmurar, hablar o exclamar incluso, de mi llegada al centro de ayuda.

-Princesa Shinees.

-Bienvenida Alteza.

- ¿Qué hace por acá Princesa?

Escuchaba que me hablaban entre todos, al ver que ya había sido descubierta no podía simplemente negar lo innegable, ellos ya lo sabían.

-Está bien, sí – afirmé armándome de todo el valor posible – Soy la Princesa Shinees – me quité la capuchita de mucama y volví a mi "postural real".

(...)

Drew POV:

"... un nuevo aviso de su parte sobre nuestra reunión nocturna.

Su alteza real,

Princesa Shinees Van Bisen."

Terminé de leer la carta que Shinees me había enviado en respuesta a mi misiva enviada en el ramo de rosas que recibió como regalo de mi parte.

Sonreí, había aceptado, tendríamos nuestra primera cita oficial.

Anteriormente había planeado citas sorpresa para ella, pero me había percatado de su disgusto ante las citas sin anunciar por lo que ahora había optado por una nueva estrategia para llamar su atención y al parecer, había funcionado.

Quería que esto funcionara, quería lograr mi cometido con ella, quería llegar más allá con ella.

No había nada más que hacer, ya estábamos comprometidos, por lo que sabía la Reina había comenzado a ver los preparativos con su hija y si quería que todo fuera diferente tenía que poner de mi parte con la Princesa.

Agarré papel y una pluma empezando así a escribirle la misiva para citarla en el día, la hora y lugar.

Cuando acabé la doble y la metí en un sobre, coloqué el sello y pedí que la enviaran al palacio.

Tenía que comenzar los preparativos para esta cita. Nada podía salir mal.

Fui hasta el jardín trasero de nuestra mansión, necesitaba consejos y había una sola persona en casa que podía darme los mejores.

El Corazón de Una Princesa (Libro 1) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora