Capítulo 56:

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Shinees POV: otro día

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Shinees POV: otro día...

No saber lo que sucedía fuera de estas paredes me estaba angustiando, sentía que si no recibía algún aviso pronto me comenzaría a enloquecer.

El temor embargaba mi mente y mi cuerpo lo demostraba con el ligero temblor en mis manos, parecía animal enjaulado caminando de un lado a otro.

El terror por lo que estuviera pasando con las personas que amo y aprecio en manos del monstruo traidor de mi supuesto prometido me hacía estar y sentir inquieta. Nada de esto debía haber pasado.

Aún no entendía cómo habían logrado invadir el territorio real, pero era claro que sus influencias estaban ahí y que, sin dudarlo, había traidores en el palacio, no solo la familia Melborne.

Pensaba y me atormentaba a mí misma para buscar una solución, un escape, pero nada venía a mi mente. Si el desgraciado de Drewilliam tenía gente a su lado, más los traidores de Costa Mein, sabía que tenía pocas posibilidades de tener aliados importantes o que pudieran y tuvieran las agallas y destrezas para defender nuestra tierra, pero claro que sí tenía, mi pánico era que, si lograba escapar de las garras de estos cobardes, pudiera crear una revuelta y que cobrara las vidas de mis aliados o los castigaran de una forma cruel e inhumana, como mis padres lo hicieron, no me lo perdonaría. Nunca.

Entre la tormenta, que era mi mente en estos momentos, escuché que la puerta estaba siendo abierta, hasta ahora no había tenido ningún otro indeseable invitado a mis supuestos aposentos, como había llamado Drewilliam a este asqueroso y sombrío sótano, después de él y el tal Smith.

Apareció un hombre alto, fornido vestido de negro y con el cabello rubio oscuro, las dos antorchas que tenía a mi disposición no me permitían observar todo con detalle, pero era inconfundible que no era ni Smith, ni Drewilliam. Este sótano era frío y demasiado oscuro, pero agradecía que se dignaran a dejarme algo que me proveyera luz y algo de calor.

—Me complace ver que ya está despierta, su Alteza —habló el individuo desconocido para mí, no sabía qué hacer, no lo había visto nunca en mi vida, ni en palacio por lo que no tenía idea de qué venía a hacer aquí, ni qué decir o cómo enfrentarlo.

No quería darle paso al pánico, podría desencadenar inútiles sucesos que podrían afectarme, era mejor mantener la calma, aunque estuviera en un sótano con uno de los hambrientos lobos.

—Lamento que no sea mutuo, no me deleita tener la compañía de un invitado desconocido, inesperado y ¿por qué no? Indeseado —comenté mordazmente, pero sin dejar de ser lo que era, la Princesa de Costa Mein, lo enfrentaría con mi título y mi crianza— Pero es libre de entrar, póngase cómodo, estos son los aposentos que su líder me concedió, así que me disculpo si no son de su agrado o si es incómodo, pero es todo lo que se me permite poseer —sonreí con elegancia, pero sin gracia, era una sonrisa de resignación, sin embargo, también podía decir que la ironía era visible— Por ahora —afirmé.

El Corazón de Una Princesa (Libro 1) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora