CAPÍTULO 26

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Nothing else matters–Apocalyptica

Dakota y Dash aguardaron pacientes hasta que el torrente de lágrimas se detuvo. Al mirar a Dash a los ojos, sentí vergüenza, pues en el pasado él debió de sentirse de forma muy parecida por mi culpa y yo no le consolé. En cambio, aquí está él, consolándome cuando sin duda no me lo merezco.

—Nikolai es quien nos ha hecho traer. —informa Dash. —Dijo que nos necesitabas.

Pestañeo apartando el último resquicio de las lágrimas.

—¿Eso os dijo?

Asienten al unísono. Los brazos de Dakota no dejan de abrazarme en ningún momento, caminamos juntas hasta la cama alta de mi habitación y nos quedamos en silencio un rato más.

—Tal vez no sea tan monstruo como parece. —prosigue —Tal vez sepa que estás enamorada de su hijo y que este día es duro para ti.

—Yo no me tomaría tantas molestias por una persona. —replica Dakota. —Si yo fuera él, no lo habría hecho. La mente de ese hombre funciona de forma distinta a la nuestra y estoy segura de que algo trama.

No puedo decirles que sí es posible que se haya tomado estas molestias sin nada malintencionado detrás, si que existen razones interesadas pues esto es obvio que lo ha hecho por mí y para que le tenga en mejor consideración como padre. Aún no es momento de revelar esto, no hoy, no me encuentro con fuerzas como para responder a toda la oleada de preguntas que vendrán después de mi confesión.

—Sea como sea, estáis aquí y no sabéis lo agradecida que me siento. —les doy un pequeño apretón a ambos. —Sois mi familia y hoy necesito a mi familia.

Veo brillo en los ojos de Dakota y aunque sean lágrimas, algo me dice que no son malas. Toda ella brilla, parece feliz y eso me hace feliz a mí pues sé que su vida no ha sido fácil y que merece que ahora lo sea. Miro a Dash, que la mira a ella con los ojos llenos de amor y una parte de mi pena se calma, veo que él ha conseguido superar lo que creía imposible y eso me da esperanzas a mí.

Dicen que de amor nadie se muere y yo no voy a ser la que lo desmienta. Este dolor se pasará, tal vez no mañana, ni dentro de una semana, pero como dije, el amor es demasiado volátil y lo que hoy piensas que no te dejará respirar nunca, en un año se esfuma y se reduce a la nada. Lo que siento por Aiden debe esfumarse para poder seguir, para ser quien estoy destinada a ser.

—Si no le importa, señorito, me gustaría pasar un rato de chicas con Katherine y ayudarla a estar tan preciosa que todos los hombres de la boda se mueran por ella.

—Por supuesto, no seré yo quien impida que compartáis vuestros truquitos de bruja y vuestros amarres.

—Muy gracioso. —Dakota lo señala acusatoriamente con el dedo. —Lárgate antes de que busque como causarte alopecia.

—¿De bailarina a bruja? —frunzo el ceño confundida. —¿Qué me he perdido?

—Nuestra Dakota pasa demasiado tiempo viendo series en Netflix.

Deposita un pequeño beso en sus labios antes de salir huyendo de la habitación. Dakota suelta una pequeña risita ante la escena.

—Sé os ve muy felices.

—Lo somos. —la sinceridad tiñe cada palabra. —Después de contarte lo que me pasó, hice lo mismo con él. Se lo conté y eso fue una liberación. Ya no tenía que ocultar mi miedo, podía dejarlo visible para él.

—Me alegra muchísimo oír eso, de verdad.

Le doy un apretón en la mano que ella me corresponde de igual forma. Nos decimos mucho más con la mirada que con el uso de palabras. Noto que se reprime de contarme más por mí, porque sabe que hoy no es un buen día. Nos prometemos sin necesidad de hablar que otro día charlaremos largo y tendido de la vida que parece estar formándose con Dash, en el pequeño piso de Sydney.

El Juego del Escorpión #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora