V

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La luz blanca que entraba a través de una pequeña ventana de la habitación caló en sus parpados, sin poder abrir bien los ojos los bullicios de algunos niños percibieron al instante...

─ ¿Crees que esté muerta? ─ preguntaba un niño de ojos claros y muchas pecas.

Lisa intentó abrir los ojos, pero todo era borroso ─ No, no creo. ─ susurraba otro niño.

─ ¿En dónde...dónde estoy? ─ preguntó llevando su mano a la frente por el dolor que sentía en la cabeza.

Los niños se removieron de la cama y cuando la rubia logró abrir mejor los ojos y aclarar su visión, entonces vio a muchos niños encima de ella observándola fijamente.

─ ¡Despertó! ¡Despertó! ─ gritó uno al ver sus ojos abrirse, salió corriendo.

Lisa se intentó sentar con pesadez, la cama tenía sábanas blancas y encima una de color rojo, miró alrededor y percibió que la habitación en la que se encontraba era la misma que Jennie la había citado en el burdel.

Enseguida Lisa vio que tres mujeres corrieron precipitadas, de las cuales la que llegó primero reconoció enseguida ─ Jennie ─ dijo la rubia.

─ Niños malcriados, muévanse... ¡déjenla respirar! ─ gritó Agnes ahuyentando a los niños, la mujer miró el rostro de la chica y Lisa frunció el ceño por la brusquedad en que le sostuvo el mentón ─ Ya no se ve el golpe, qué suerte tiene éste bello rostro... Si te unieras a mí, te haría ganar millone...

─ No es una prostituta, Agnes ─ dijo Jennie entrando en la habitación, Lisa la miró atenta, pero se extrañó del por qué la surcoreana ni siquiera la miraba a los ojos.

─ ¿Qué hora es? ─ preguntó Lisa intentando ponerse de pie, pero se congeló al ver que estaba en ropa interior, al darse cuenta se arrinconó en la cama y tomó todas las cobijas tornando sus mejillas en color carmesí.

─ Despertaste antes, son las cinco de la mañana... Los clientes se han ido, bueno algunos ─ dijo Jisoo.

Jennie notó que Lisa estaba incómoda, y percibió al instante del por qué.

─ ¡Las cinco! ¡Oh Dios mío! ─ gritó Lisa, quiso levantarse, pero se sintió avergonzada rodeada de todos los niños y las mujeres que la miraban con atención. ─ ¿Dónde está mi ropa?

─ ¿Tu vestido sucio? ─ preguntó Jisoo, Lisa asintió y miró que Jennie se cubrió el rostro con una mano y le dio la espalda ─ Te lo quitamos anoche, olía demasiado mal ─ continuó, Lisa estaba tan apenada que bajó la mirada al ver cómo los niños soltaban risitas ─ ... apestabas ¡En serio! ─ continuaba Jisoo ─ Jennie incluso dijo que no quería que ensuciaras la cama, así que entre las tres lo retiramos, pero yo le dije a Jennie que era algo tonto... Porque a esa cama han entrado cosas peores y con peor olor, créeme... pero...

─ ¡Jisoo! ─ gritó Jennie exasperada ─ yo creo que ya entendió ─ luego los niños reprimieron sus risitas ─ ¿Por qué mejor no vas por su ropa para que pueda irse? ─ le ordenó molesta. Jisoo entendió su tono de voz y se marchó enseguida.

─ Sabes que tendrás qué pagar la noche... ─ dijo Agnes. Lisa la miró extrañada ─ ... si, aunque no te hayas acostado con alguna de aquí, pasaste la noche en mi burdel y yo cobro por eso.

─ ¡¿Cómo?! ─ preguntó Lisa ─ Se equivoca señora, yo jamás cometería un acto tan... ─ luego se cayó al recordar que estaba dentro de un burdel rodeada de prostitutas, y si no quería que nuevamente la sacaran después de haberla salvado, mejor se callaba ─ De acuerdo ─ dijo resignada ─ Yo, tenía un monedero en mi vestido ─ dijo Lisa mirando a Jennie.

LA MERETRIZ - JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora