XXII

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Jennie corrió hacia la habitación de Lisa, en ése momento no sabía cómo sentirse, feliz, asustada, triste, no lo sabía, sólo quería ir a ver a la mujer de su vida que ahora estaba embarazada.

Cuando llegó a la habitación, se detuvo abruptamente en el marco de la puerta, ver a Lisa sonriendo de felicidad con las lágrimas invadiendo sus ojos abrazada de Adam la petrificó por completo.

La tailandesa no paraba de reír mientras acariciaba su vientre, Jennie quiso sonreír también intentó entrar para acariciar también su vientre, pero las manos blancas y gruesas de Adam posarse encima de las de Lisa le causaron un golpe estrepitoso en el pecho, la imagen era incluso tortuosa para ella, un nudo áspero y grueso se formó en su garganta avisando que sus lágrimas estaban a punto de desbordarse, fue entonces que comprendió que ahora eran el señor y la señora Wyllson formando una familia y que ella no tenía nada que ver ahí.

Por lo que no tuvo más remedio que irse lentamente entre las sombras pasando desapercibida para la tailandesa, mientras Irene observaba a Jennie sospechosamente.

Sus pies le permitieron correr tanto como podía, sus jadeos profundos le golpearon el pecho en bocanadas de oxigeno escandalosas, tanta era su prisa que no se inmutó si quiera en divisar el camino por el que corría, hasta que tropezó con un bache y cayó al suelo fuertemente rompiéndose las medias. La lluvia comenzó a golpear su cuerpo, mientras sus sollozos se arrastraban junto con las gotas de agua, observó sus rodillas y éstas sangraban por el raspón.

Se levantó y comenzó a caminar en pasos torpes hacia su departamento sin dejar de llorar.

Cuando llegó a su edificio se encontró con Aaron tumbado apestando a alcohol, lo pasó de largo y subió las escaleras hasta llegar a su departamento, abrió la puerta y lo primero que percibió fue un dulce aroma a café.

Extrañada se adentró un poco más y vio a Jisoo frente al fogón sirviendo café en una taza, ésta se giró al instante y le dedicó una amplia sonrisa

─ ¡Jendukie! ─ gritó acercándose hacia su amiga al verla tan cabizbaja ─ ¿Qué pasó? ¿Qué dijo Adam? ¿Estaba Irene? ¿Qué dijo Lisa? ─ la atacó con múltiples preguntas.

Jennie no contestó nada, simplemente se echó a su cama se abrazó de su almohada y se puso a llorar. Jisoo nunca la había visto llorar así, no sabía cómo actuar, por lo que solo se sentó a su lado y la consoló silenciosamente.

Entre tanto, Irene esperó un poco más de tiempo para que Adam saliera de la habitación, en cuanto vio que éste se regocijaba en sus pasos alegres por el pasillo no dudó en seguirlo y encerrarse con él en su despacho.

─ ¿Qué haces aquí? ─ preguntó Adam al oír la puerta cerrarse.

─ No puedes quedarte con ella, tu también esperas un hijo mío ─ insistió.

Adam tensó su quijada y apretó sus manos en un puño ─ Me he cansado de decirte que no quiero verte otra vez en mi vida, no quiero saber nada del bastardo que esperas y ¡tampoco quiero que vuelvas a poner un pie en mi casa! ─ gritó golpeando el escritorio con su mano.

Irene tembló en cuanto el sonido surgió violentamente, titubeó un poco pero al final pudo mantener sus palabras ─ Tu esposa te mintió, la señora Smith no es quien dice ser, ella es una prostituta y Lisa lo sabe.

Adam la miró con asombro, estaba tan impactado que no pudo hacer más que echarse a reír ─ ¿Le tienes envidia, cierto? ─ preguntó al fin ─ No soportas la idea de que Lisa sea mi esposa ─ seguía caminando de forma intimidante hacia Irene al punto que ésta tuvo que retroceder llena de miedo ─ No soportas que ahora ella tendrá un hijo mío, mi heredero. ¿Desearías estar en su lugar, no es así? ¿Por eso inventas cosas tan estúpidas? ─ preguntó sujetando el mentón de Irene con dureza.

LA MERETRIZ - JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora