XV

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─ Eres una...─ gruñó Jennie corriendo hacia Kat con sus manos levantadas para estrangular a la meretriz.

─ ¡Jennie, no, espera! ─ gritó Lisa interponiéndose entre ambas.

─ ¡Jennie, no es lo que parece! ¡Solo estaba... ─ decía Kat esquivando los golpes que la meretriz le lanzaba ─ ...haciendo mi trabajo!¡Auch! ─ gritó al sentir una bofetada rasguñándole casi toda la mejilla.

─ ¿Tu trabajo? ¡Estabas besando a mi chica! ─ decía Jennie con su ceño fruncido y sus dientes apretados, volviendo a soltar otra bofetada, pero esta vez Lisa le había alcanzado la mano.

─ Por favor cálmate ─ pidió la rubia en tono severo.

─ ¿Ves? Jennie, piensa que eres de su propiedad...─ gruñía Kat.

─ ¡Maldita Zorra! ¡Deja que te enseñe lo que es ser de mi...! ─

─ ¡Jennie, ya! ─ gritó Lisa provocando que Jennie se calmara, la surcoreana la miró a los ojos y mostró un brillo doloroso y cristalino en ellos.

─ ¿La besaste? ¿Te gusta? ─ preguntó en voz dolida ─ Porque si es así, entonces vete con ella. ─ espetó.

Kat sonrió colocando su mano encima del hombro de la rubia.

─ Jamás haría algo así, vine por ti, es obvio. Lo que viste fue un error ─ afirmó.

Kat la miró confundida, al igual que Lisa le dedicó una mirada amenazante.

─ pues, eso no es lo que vi─ dijo Jennie.

Lisa rodó los ojos, sujetó a Jennie de ambos brazos y la arrastró al interior de la habitación empujándola contra la cama ─ Espera...Lisa...─ dijo Kat, pero Lisa cerró la puerta de golpe colocando el seguro en ésta.

Jennie se levantó de la cama a regañadientes, colocándose frente a Lisa llena de rabia.

─ ¿Por qué estabas besándola? ─ preguntó de golpe.

─ No la estaba besando ─ dijo Lisa ─ Me asombra que especules eso, no te das cuenta de que yo jamás haría eso, ¿por quién me tomas? ¿Acaso piensas que soy de ésas mujeres que besan a cualquiera?

─ Estúpida Kat, esa zorra seguramente quiere alejarte de mi porque sabe que tienes dinero, eso quiere─ apuntó Jennie ─ Kat es una aprovechada, ¿Qué te dijo? Dime. ─ pidió enfadada.

Lisa bajó su mirada, un poco cabizbaja, apretó sus labios titubeando de sí contestar o no, pero finalmente decidió hacerlo ─ ¿Lo que tenemos nosotras es algo real? ─ preguntó cándidamente.

Jennie se sorprendió de aquella pregunta, miró a Lisa y se aproximó a ella posó su mano sobre la de la rubia elevándola hasta colocarla en su pecho ─ ¿Crees que si esto no fuera real mi corazón estaría así de acelerado cuando te ve? ─ preguntó.

Lisa soltó un profundo suspiro, la cercanía de Jennie y su tacto la hicieron estremecerse, solo ella tenía ese efecto.

─ Pero...tú y ése hombre estaban...─ intentó decir, pero Jennie siseó juntando su frente contra la de la rubia.

─ No, Lisa, no, por favor no lo hagas ─ dijo como si su voz temblara ─ no quiero pensar en nadie, no quiero recordar a esos cerdos, no quiero sentir a nadie que no seas tú, porque cuando estoy contigo puedo ser yo, Jennie, no una prostituta, tú me haces sentir así, como una mujer libre capaz de sentir, no como un objeto...─ gemía con su respiración haciéndose pesada, mientras Lisa soltaba un halo cálido contra los labios de Jennie ─ ...Quiero que por favor me quieras como sólo tu sabes, que me mires como lo haces...─ murmuró acariciando la piel de Lisa con su rostro ─... por favor, Lisa, por favor ─ susurró contra el oído de la burguesa.

LA MERETRIZ - JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora