La nueva señora Wyllson había amanecido dolorida de la noche anterior, su criada la había auxiliado por la mañana con un té caliente para que la inflamación no perdurara, se había lavado desde temprano. Su esposo ya se había ido a trabajar, mientras Lisa se paseaba por toda la casa, no era lo mismo que ver a sus hermanas pelear, a su madre cantar por los pasillos, a sus gatos pasearse por el lugar, solía ser una chica bastante retraída y aunque casi no convivía con su familia, le encantaba observarlas con atención, era una manera de despejarse cuando terminaba de leer algún libro.
Justamente en eso se centró, miró los libros que ya había releído un par de veces, estaba bastante aburrida con la quietud y soledad que respiraba en su hogar, la única compañía que tenía era la de su criada.
─ Señora Wyll...Lisa ─ se corrigió la chica al asomarse por la puerta de la habitación de Lisa, la rubia la miró con atención ─ ... iré al mercado a traer algunas provisiones, Lee Zhang se ha enfermado, tuvo que aislarse... No tardaré ─ avisó Rosé, la mujer salió de la habitación, Lisa contempló el enorme jardín a través de su ventana y luego sonrió alegremente al ocurrírsele una asombrosa idea.
El olor a pescado y cebolla pululaban en las concurridas calles londinenses, el bullicio de toda la gente era tan escandaloso que cualquiera podía estresarse con cosa sin igual.
Ahí en la calle A 11 se colocaba un famosísimo mercado, donde la gente ofrecía de todo, los restos de pescado eran arrojados al suelo, las hortalizas vendidas como el pan caliente que tenían en algunos puestos, hombres en carretas con burros arreando de estas ofrecían la leche producida en el día, mientras un montón de niños pordioseros corrían de un lado a otro.
─ ¡Le advertí que no viniera! ¡Este no es lugar para una mujer como usted! ─ gruñía Rosé con una caperuza y un par de canastas en el brazo, corriendo tan aprisa con una tailandesa divertida e inocente que la seguía entretenida en todo lo que veía, cubierta también con una caperuza ─ ¡Si el señor Adam se entera de que la traje aquí, me castigará! ¡¿Entiende?! ─ se giró para mirar amenazantemente a la pequeña tailandesa, que ahora estaba entretenida con los ojos tan abiertos como un hombre sacaba fuego de la boca en una deslumbrante llamarada que asombraba a todos y ofrecía su sombrero para recibir dinero a cambio.
Rosé rodó los ojos y jaló hacia sí a la joven ─ Lo siento, pero me resulta muy aburrido quedarme en casa, además soy la ama de casa, debo supervisar las compras ¿no es así? ─ preguntó Lisa.
─ Si, pero no acompañarme, ¿Acaso ve a usted a alguna dama por ése apestoso mercado? ─ señaló alrededor. Lisa miró alrededor y en efecto no había ninguna mujer noble por el sitio.
─ ¿Qué va a llevar señorita? ─ preguntaba un hombre bonachón que tenía un criadero de aves de granja, Rosé señaló dos gallinas y el hombre las sujetó de las patas, Lisa observó detenidamente con ternura, pero su gesto se empalideció cuando vio cómo aquel hombre zangoloteó a dichas aves arrancando sus cabezas mientras los cuerpos de ambas gallinas aleteaban sin sentido alguno.
─ Eso es tan cruel ─ dijo Lisa cubriendo su boca.
Rosé se burló y pagó ambas gallinas mientras el hombre se las tendía amarradas de una pequeña soga ─ ¿Qué? ¿A caso en su hogar no comían pollo? ─ preguntó caminando hacia donde vendían verdura.
─ Por supuesto, pero nunca en mi vida había visto cosa alguna, recuerda que siempre estuve encerrada en mi habitación, pero ahora que lo veo creo que dejaré de comer a esos pobres pollos ─ hizo una mueca triste.
Rosé soltó una carcajada y pidió a la señora que la atendía que le llenara la canasta de papas ─ Créame que dudo mucho que lo haga, el pollo es de lo más rico que prepara la señora Doris ─ añadió.
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LA MERETRIZ - JENLISA
FanfictionEn tiempos de la época Victoriana 1888 donde la sociedad londinense vive una doble moral, Lalisa Manoban contrae matrimonio con un burgués de la Ciudad de Londres, la presión social de ese tiempo le traerá un problema en su matrimonio al no poder c...