PRÓLOGO

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LAIA MÜLLER

Mudarme a PhennyCity era un gran escape para la realidad que mi madre y yo vivíamos en aquel lugar, donde me trataban horrible, es lo peor, me arrepiento una y mil veces de estar allá.

Pero ahora, desempacando las cajas en mi nuevo hogar me hace suspirar con alegría. Los muebles en su lugar, las órdenes que mi madre lanza al respecto de colocar cada cosa en su lugar y la manera en que volvemos esta casa de dos niveles en nuestra.

— Laia, iniciarás el colegio muy pronto —pensar que mi madre arregló eso desde donde estábamos, para que yo no perdiera tanto tiempo para ingresar. Su cabellera rubia corta, cayendo a cada lado de su rostro, en conjunto a sus ojos oscuros, detonando esa dulzura en ella, los pómulos marcados y la estatura alta, dando a relucir esa belleza que lleva a todas partes—. Estaré en la cocina, terminando de organizar, si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme.

No me deja tiempo para responder cuando ya estoy sola, nuevamente, en la sala. Camino hacia mi nueva habitación pintada de un azul cielo y respiro hondo, sé que está vida será mejor.

Que no me juzgarán sin conocerme.

No dirán esas estúpidas palabras acerca de mí, no, PhennyCity no es así, tal vez estoy juzgando sin conocer este ambiente, pero me da la certeza de que este lugar es un bello comienzo.

No dirán esas estúpidas palabras acerca de mí, no, PhennyCity no es así, tal vez estoy juzgando sin conocer este ambiente, pero me da la certeza de que este lugar es un bello comienzo

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Imprevisto amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora