ERICK ALMONTE

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ERICK ALMONTE

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ERICK ALMONTE

Me levanto cómo todos los días últimamente, al lado de mi mujer, me alegra muchísimo que nuestra relación no sea oculta por su hija porque sé que su hija es muy, pero muy, importante en su vida y que al saber esta noticia Ximena no actuara mal la hizo feliz.

Con cuidado le doy un beso en la mejilla y me levanto para ir al baño, hacer mis necesidades y luego salir a cambiarme, al menos colocarme una ropa fresca para estar en casa —trabajo inter diario en una agencia de viajes y otras veces estoy en mi taller de computación, arreglando y dando mantenimiento a lo que trae el cliente. Me va muy bien—; siguiendo a esto, observo a mi mujer aun en cama y decido ir por comida, estoy hambriento y sí preparo algo todos los que estamos en casa podemos comer.

Al bajar me llevo la sorpresa de Ximena y su amiga hablando de algún tema que no creo que me interese mucho que digamos, en conversaciones ajenas no me meto. Carraspee para que noten mi presencia y la primera en girar fue Ximena.

— Buen día, Erick —su amiga giró e hizo el mismo comentario que Ximena, y ahí me preocupé al observarla.

— Ah, mierda, ¿Qué te pasó? —estaba con los ojos hinchados cómo si la hubieran golpeado, con los cabellos disparejos, aunque seguían largos y está sangrando por una herida en la mejilla; ella se gira para que no la siga observando y en el rostro de Ximena se percibe odio, ¿Por mí? No, no puede ser, ¿Por qué pregunte?

Ya me odian.

— Pasó un inconveniente con alguien, no se preocupe —habló la muchacha toda golpeada, no iba a indagar más, pero la voz de mi mujer se hizo presente y la chica se levantó y fue a donde ella.

— Oh, santos cielos, ¿Qué demonios pasó? —la voz de Flor hizo que la muchacha llorara, las tres mujeres fueron arriba y yo decidí ir a preparar algo.

Esto es una locura.

☘️☘️☘️

Estamos tratando de ver una película entre los cuatros, pero los golpes incesantes en la puerta no se detienen, decido ir con el perro a mi lado.

Al abrir me encuentro con una mujer que parece salir de la cárcel, tiene la cabeza raspada, en sus brazos se notan tatuajes y lleva un cigarro en su mano derecha.

— Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarla? —me miró con desdén y quiso entrar a la casa, pero se lo impedí, y más que el perro en parte a ella parecía darle terror— No la dejaré pasar sin saber ni siquiera quién es usted.

— Busco a mi hija Lara, dile que ya podemos ir a casa —no le creí, tal vez si sea la madre de aquella chica, pero está mujer no me da ni un atisbo de confianza.

— No se encuentra ninguna Lara en este lugar.

— ¡Eres un mentiroso! —el humo del cigarro me lo tiró encima cuando habló— ¡Dame a mi hija, balsa de idiotas!

— Yo no conozco ninguna Lara, señora, cálmese —mi voz tranquila, aunque ya me estaba alterando, ella volvió a intentar entrar y el perro gruñó haciéndola retroceder. Amo este perro.

— ¡Aparte de ser lo que ella es ahora se oculta en un lugar donde viven un montón de idiotas, lo que faltaba!

— Exijo y demando que por favor deje de insultar a mi familia —«ah, bueno, tomando puesto, ahorita me quito el puesto»—, no conocemos ninguna Lara, ni siquiera sabía de su existencia, así que le pido por favor que se marche.

El perro al ver de nuevo su intención de entrar salió de casa y le volvió a gruñir, ella esta vez corrió, el perro fue tras de ella en todo el camino haciendo que quedara a una distancia prudente, tomé al perro y entramos a casa.

— ¿Quién era? —preguntó Flor al verme entrar con sudores bajando por mi sien.

— Ni sé su nombre, estaba con la cabeza rapada, un cigarro, unos tatuajes y parecía loca —observo a la chica que ha empezado a temblar—. Te buscaba, Lara.

— Mi madre —lo único que dijo, estuve a punto de decirle que ya marchó cuando se me adelantó—. No la quiero ver.

El resto del día fue tratando de calmar el ambiente entre todos, pero sé muy bien que aquella chica en su cabeza se estará torturando. La mirada de Ximena la tranquilizaba a veces, pero otras parecían irse a una galaxia diferentemente.

Cuando estaba acostado con mi mujer hablé.

— ¿Cómo podemos ayudar a la chica? Su madre no genera confianza.

— Estuve hablando con ella, dijo que iría a un lugar donde su madre no la encontrará —me observó—. Me preocupa bastante.

Esa chica ha generado una preocupación notoria en todos nosotros, y queremos ayudarla, pero quizás ella no necesite nuestra ayuda.

—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Bueno, bueno, algo tranquilito esto.

Je, tranquilito no fue.

Pero bueno, ¿Qué piensan?

¿Opiniones?

Extraño a Laia.

Ustedes leyendo todo el problema que se está armando:

Pero no nos alteremos, que de la tormenta viene la calma, una calma muy bonita (aunque no sé si en esa calma estará Laia viva, okya, dejo los chistesitos):

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Pero no nos alteremos, que de la tormenta viene la calma, una calma muy bonita (aunque no sé si en esa calma estará Laia viva, okya, dejo los chistesitos):

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Con amor: Lis☘️🖤☘️

Imprevisto amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora