LAIA M
02 de octubre, en la mañana.
Nueve días tenía sin verla, cuando pude tenerla cerca fue por aquel suceso de Fiorella en su casa. Más, sin embargo, colocó una barrera nuevamente entre ambas provocando que hoy no sepa si está bien.
— Laia, ¿Me acompañas? —preguntó mi padre asomando su cabeza a mi habitación, frunció el ceño al verme encogida en la cama.
— Sí —no tenía nada más que hacer, ya mi familia no sabía qué hacer para que yo pudiera dialogar acerca de lo que había sucedido, pero preferí carcomerme la cabeza. Íbamos caminando, él no dejaba de suspirar de vez en cuando provocando que me sintiera tensa, él quería hablar de eso—. Papá...
— Laia, no me gusta verte así —agaché la cabeza levemente para no fijarme en su rostro, quizás él se esté imaginando escenas bien randoms—. En casa no quería que habláramos, quizás no sentías la necesidad de hacerlo allí, pero no te carcomas la cabeza con lo que sucedió aquella noche.
Seguí con mi cabeza agachada, hasta que llegamos al parque y nos sentamos en unos pequeños asientos, su semblante estaba reflejando angustia, por mí.
— No es nada malo, papá —no me creyó nada, sólo coloqué mi cabeza en su hombro y dejé que el viento azotara nuestros cuerpos—. Estoy bien, de verdad que lo estoy.
Mi padre se mantuvo callado hasta que recibió una llamada de mi hermano mayor Luis, optó porque nos fuéramos de nuevo a casa a lo que asentí, sentía todo más pesado, todo mi alrededor.
Llegando a casa mi padre besó mi frente y sólo preferí volver a mi habitación donde encontré a Leo en el pasillo esperando por mí.
¿Es día de dialogar o qué?
Él entró junto conmigo y no mencionó ni una palabra hasta que cerró la puerta.
— No sé qué sucedió con Lara, pero escucha que esto es algo que sucede ahora con nosotros. He visto a una chica rodeando la casa, sin detenerse, hablé con nuestros padres y llamarán a la policía, pero no creo que ellos hagan algo para solucionar eso.
No entendía sus palabras, se percató y trató de decírmelo más despacio, quizás unas tres veces tuvo que repetirme lo mismo. La única persona que llegó a mi mente fue Fiorella, pero su problema es con Lara, no creo que ella esté ahora con deseos de lastimarme.
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02 de octubre, en la noche.
Soy bastante confiada, no debí afirmar aquello, ahora no puedo dormir tranquila. Los policías esta tarde visitaron la casa y negaron sin detenerse a escuchar lo que sucedía, sólo diciendo que estamos paranoicos y que este país es tranquilo.
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Imprevisto amor ©
RomanceVivir en un lugar donde sólo tienes permitido ser hetero, donde a las personas homosexuales la tratan como si fueran ratas de laboratorio o quizás peor. Es una pesadilla vivir así, quizás nunca debí enamorarme de ella, nunca debí hacerlo. Pero es ta...