LARA K
He recibido llamadas de mi abuela, preguntándome cómo estoy, en todas he dicho que bien, aunque en mi cabeza estoy torturándome.
Lo que conlleva a que los Martins vuelvan es una tremenda rebelión, aquella chiquilla trae algo contra mí desde que yo estaba con Trina, era algo que ella odiaba verme con Trina, celos quizás.
Fiorella Martins es la típica chica que tiene algo y anhela algo más grande, que hasta que no ve a las personas comiendo de su mano no las deja en paz, pero fue todo lo contrario cuando se encontró con Trina, cuando Trina la ignoraba o cuando Trina le decía que la dejara en paz.
Fiorella, nombre muy bonito, pero cuando ves cómo actúa y sus pensamientos hacía los demás, se te olvida que su nombre es bonito.
— Fiorella, ya basta, pareces niña pequeña a la cual no le han dado su regalo —mencionó Trina, alejándose de la morena, por mi parte no hice nada siempre sucedía lo mismo y ya estaba cansándome de aguantar a esa chica.
— Es que quiero estar con ustedes, son buenas chicas y me tratan bien, porque... —coloqué mi dedo en sus labios, silenciándola.
— ¿Buenas chicas? Te lo creo. Pero no creo que quieras ser muy amiga mía cuando le has estado enviando cartitas de declaración a mi novia —esto último lo susurré, ella palideció, ¡Sorpresa cariño, yo lo sé! —. Ya basta Fiorella, estás siendo muy cansona.
— Yo no le haría eso a mi amiga —me levanté de mi asiento, ya cansada de lo que estoy escuchando.
— Se me quitó el apetito, tengo mejores cosas con las cuales lidiar.
En esa misma mañana en plena clase que compartía con Trina y aquella chica, decidí ir al baño, ya me urgía, hice mis necesidades y todo muy bien, hasta que estaba lavando mis manos y sentí una respiración detrás de mí. Giré asustada porque según yo, estaba sola en el baño.
Encontré a la morena cruzada de brazos.
— Te haré la vida imposible, Lara, anótalo —dio dos pasos hacía mi dirección, pero el hecho de que sea mucho más baja que yo sólo logró que la tomara del hombro y la frenara—. Y cada chica que ames, PhennyCity se enterará.
Mi antigua crush entró al baño con audífonos puestos y sin prestar atención alrededor de ella, hasta que chocó con la morena. Le pidió perdón y se entró en un cubículo, la morena sonrió cómo el gato con botas.
— En un tiempo vuelvo, y te haré tú vida una miseria, y si tú vida en ese momento en el que yo vuelva es paz, agárrate porque no lo será.
— ¿Por qué tanta maldad en una persona tan chiquita? —mordí mi labio donde habita el arito, ella observó esa dirección y descruzó sus brazos.
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Imprevisto amor ©
RomanceVivir en un lugar donde sólo tienes permitido ser hetero, donde a las personas homosexuales la tratan como si fueran ratas de laboratorio o quizás peor. Es una pesadilla vivir así, quizás nunca debí enamorarme de ella, nunca debí hacerlo. Pero es ta...