veintiséis: 𝑑𝑟𝑎𝑚𝑎 𝑓𝑎𝑚𝑖𝑙𝑖𝑎𝑟

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Camille se despidió de sus amigas y bajó del Expreso de Hogwarts con su equipaje en mano.

Vio que sus padres agitaban su mano en forma de saludo a unos cuantos metros de ella. Caminó hacia ellos y Andromeda la abrazó.

—Mi princesa, no sabes cuanto te extrañé —depositó un beso en su coronilla.

—Es lindo que estés aquí. —Ted tomó su equipaje— Vamos a la casa que tienes mucho que explicarnos.

Camille asintió mientras su estómago daba un vuelco.

Salieron al estacionamiento y subieron al Golf 1990 de Ted, el cual había encantado para que fuera a una velocidad mucho mayor a cualquier auto muggle y así llegar en un menor tiempo.

Al llegar a la casa, Ted lanzó un hechizo al baúl de Camille, este hizo "pop" y desapareció. Después los tres tomaron asiento en la sala.

—Bien, ahora ¿podrías explicarnos que demonios te pasa por la cabeza? ¿Cómo se te ocurre querer pasar vacaciones con los Malfoy? —inquirió Andromeda sobresaltada.

—Mamá-

—Mamá nada, Camille. —la interrumpió— Te di permiso por un solo propósito y es para que te des cuenta por ti misma la clase de personas que son y te alejes de ellos lo antes posible.

—¿Alejarme? —no daba crédito a lo que sus oídos estaban escuchando— No puedes hablar de esa manera cuando no conoces a Draco, él no es "esa clase de persona".

—Y créeme que no te interesa conocerlo, con el simple hecho de conocer a quienes lo criaron es suficiente para darme cuenta de la clase de persona —su respiración era agitada— Lo lleva en su ADN.

—Entonces sí ese es el caso, de llevarlo en el ADN, Sirius y tú serían igual —entrecerró los ojos— Porque, si no me equivoco, sus padres no eran unos santos, ¿no es así?

—Sí, pero tanto Sirius como yo tuvimos a alguien que nos llevara por el buen camino; Sirius tuvo a Potter, a Lupin e incluso a Pettigrew y yo a tu padre —Ted se limitaba a observarlas y analizarlas para saber en que momento podría intervenir— ¿Draco a quién tiene? ¡A nadie! Él terminará siendo un monstruo como su padre.

—ME TIENE A MÍ —bramó, podía escuchar la sangre bombeando en sus oídos— ¿Por qué les tienes tanto odio? Si tan solo me dejarás contarte todo lo que he vivido con él, como es él en verdad...

—Cam... —intervino Ted— tal vez sí podríamos dejar que nos cuentes cómo es él, pero eso no asegura que cambiemos de opinión.

La vista de Camille comenzó a empañarse— Si tan sólo pudieran verlo como yo lo hago. Le confiaría mi vida, él... él es bueno, lo digo en serio.

—Tú no conoces a Lucius.

—Y tú no conoces a Draco —replicó Camille— Él no es su padre.

—Linda, ¿por qué no nos cuentas cómo es él? —Andromeda le dio una mirada fulminante a su esposo.

Había una razón más allá de la Andromeda decía. Una razón para no querer que Camille estuviera cerca de la familia Malfoy y ella no podía entender que era eso, pero jamás había oído hablar a su mamá de la manera que lo hacía de Lucius principalmente. Narcissa era su hermana y no entendía como podía expresarse así de su propia sangre.

—Mamá, no entiendo por qué los odias tanto —dijo al ver la mirada que su madre le había dado a su padre y negó con la cabeza.

Andromeda abrió la boca para protestar y Ted la interrumpió— Cariño, deja que nuestra hija nos explique y después dices lo que tienes que decir, ¿bien? —ella soltó un bufido y asintió— Bien, empieza, linda.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora