veinte: 𝑟𝑒𝑠𝑎𝑐𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑑𝑖𝑎 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒

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—Cam, cariño. —movió el hombro de su amiga— Te perderás el desayuno.

Se quejó— Cinco minutos más.

—Camille, arriba —otra voz sonó en la habitación; era Astoria.

Abrió los ojos un poco y los volvió a cerrar rápidamente cuando la luz del sol le hizo explotar la cabeza— No, me duele la cabeza y además, no recuerdo nada de anoche.

—A eso se le llama resaca y no me interesa, tú solita te lo buscaste —la reprendió Astoria y en ese instante le quitó las cobijas con las que estaba tapada.

—No puede ser, Cam —alzó ambas cejas— ni siquiera te cambiaste de ropa.

Negó— Y tampoco lo pienso hacer hoy. No iré a clases.

—Tienes que ir, no es pregunta. —Daphne arrugó la frente— Ven, vamos al baño.

La tomó del brazo y tiró de ella para que se levantara de la cama.

La guió al baño, la sentó en el retrete mientras abría la llave del agua caliente para que pudiera meterse a bañar.

—Bien, ya está —informó.

Abrió la puerta— Aquí está su uniforme y un cambio de ropa interior —Astoria depositó lo que traía en sus manos en el lavamanos.

—Salgan. —ordenó— Privacidad.

—Ay, por favor, —reclamó Astoria— todas tenemos lo mismo ¿eh, Camille?

Soltó un carcajada— Vámonos, Tori. Démosle su "privacidad".

Ambas hermanas salieron del baño, cerrando detrás de ellas la puerta con seguro.

Camille al percatarse que ya se habían ido, entró al agua, la cual le sentó bastante bien para la horrible resaca que traía.

Cerró los ojos mientras se lavaba la cara tratando de recordar lo que había pasado en la noche anterior, pero nada se le venía a la cabeza, más que la primera hora al llegar a la fiesta.

"Mierda" pensó.

Al terminar su baño, se vistió con su uniforme, se cepillo el cabello y salió hacia el dormitorio, donde la estaban esperando Daphne y Astoria.

Les dio una breve mirada y abrió su armario en busca de algo.

—¿Se me olvidó tomar algo? —preguntó Astoria a lo que Camille únicamente se limitó a negar con la cabeza.

Continuó buscando en los cajones hasta que por fin encontró un par de gafas oscuras de carey, se las colocó y dijo:— Las encontré.

—¿En serio? —Daphne la cuestionó con una risita.

—Sí, vamos a desayunar, —dispuso— necesito café.

Las Greengrass asintieron y bajaron hacia la sala común.

La cabeza no podía dolerle más.

Caminaron en silencio hacia el Gran Comedor, cuando llegaron se dirigieron a la mesa de Gryffindor en donde estaban Ron, Harry, los gemelos y Hermione con una mano en la frente, era claro que a ella también le dolía.

—Hola, Cami —saludó Fred cuanto tomó asiento justo enfrente de él.

—Hola.

Frunció el ceño— Ni siquiera me miró, ¿lo notaste? —le susurró a su gemelo— anoche bailamos Seal, ¿escuchaste? ¡Seal! Y hoy ni me voltea a ver.

—Tiene resaca, Freddie, como Granger. —señaló— No te enganches.

Por otro lado, se encontraban Camille y Hermione hablando en voz baja, mientras que los demás presentes en la mesa trataban de hacer en menor ruido posible para no molestarlas.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora