dieciocho: 𝑏𝑒𝑙𝑙𝑎, 𝑐𝑖𝑠𝑠𝑦 𝑦 𝑎𝑛𝑑𝑖𝑒

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Era sábado por la mañana y Camille se encontraba bajando las escaleras del dormitorio de niñas hacia la sala común para encontrarse con su primo.

Minutos atrás, le había informado a Daphne que desayunaría con Draco, ella asintió y salió antes del dormitorio para poderse encontrar lo antes posible con su novio George.

—Buenos días, prima —saludó en cuanto la vio poner un pie en la verde alfombra.

—Buen día.

—¿Nos vamos? —preguntó con una amplia sonrisa.

Camille asintió y juntos salieron de aquella sala con camino al Gran Comedor, mientras caminaban iban charlando acerca de todo y a la vez de nada.

—¿Qué harás después del desayuno? Es sábado —preguntó volteando a verlo.

—No lo sé, —se encogió de hombros— ¿tú qué quieres hacer?

—¿Estás haciendo planes conmigo?

—Claro que estoy haciendo planes contigo, tonta. —bromeó— Desayunemos y después pensamos en un par de actividades para hoy, ¿bien?

—Bien.

Continuaron caminando hasta que llegaron a las enormes puertas y Camille se detuvo en seco en la entrada.

—Iré a saludar a mis amigos y en seguida te alcanzó.

Draco hizo una mueca parecida a una sonrisa y se dirigió a la mesa de Slytherin.

Camille caminó hacia de la Gryffindor en donde únicamente se encontraban Ginny y Luna.

—Hola, niñas.

—Hola, Cam, —dijo Ginny— buenos días.

—Buen día, Camille. Te ves muy linda hoy.

—Gracias, Luna. También te ves linda, al igual que tú, Gin —sonrió— ¿y los demás?

—Ron y Hermione fueron a la biblioteca; no he visto a Astoria; Harry probablemente aún sigue dormido; Daphne y George justo se acababan de ir, al igual que Fred, pero dudo mucho que él te interese —respondió Ginny.

—Al parecer todos están ocupados hoy.

Ambas asintieron en forma de que estaban de acuerdo con lo que Camille había dicho.

—¿No gustas sentarte? —preguntó Luna.

—Me encantaría, pero hoy desayunaré con Draco. —sonrió de medio lado— Las veo después.

Y dicho esto, se dio la media vuelta y caminó hacia la mesa en donde ya se encontraba su primo.

Respiró con pesadez en cuanto vió que Pansy Parkinson estaba ocupando su lugar a un lado de Draco.

Al llegar, se paró a lado de ella, cruzó los brazos sobre su pecho y encarnó una ceja.

—Muévete —espetó— estás en mi lugar.

—¿Perdón? —giró a verla.

—¿Estás sorda? Dije que te movieras.

—No veo tu nombre escrito aquí, —la miró desafiante— además, ¿de cuando acá tú te sientas con nosotros? ¿Acaso ya te cansaron tus amiguitos?

—Lo que yo haga o deje de hacer no es tu asunto, pero para tu información; vine a pasar tiempo con mi primo.

—Bien, entonces siguiendo tu lógica; como no es mi asunto lo que tu hagas, entonces tampoco es mi asunto moverme de aquí.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora