tres: 𝑎𝑚𝑜𝑟𝑡𝑒𝑛𝑡𝑖𝑎

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A la mañana siguiente, Camille seguía dormida cuando sintió que alguien la movía.

—Camille, despierta —dijo Daphne.

Despertó— ¿Daphne? ¿Qué quieres? Es muy temprano —se quejó.

—Son las siete cincuenta, el desayuno lo sirven en diez minutos.

—¿Y qué? —bostezó— Es de ocho a nueve. Tenemos toda una hora para poder bajar.

—No puedo creer lo holgazana que eres. — puso los ojos en blanco— Por cierto, tu horario del baño será a las ocho en punto, yo lo tengo las siete y Pansy siete y media.

—¿Horario? ¿De qué hablas? —preguntó sin saber que estaba pasando.

Suspiró— Pansy, tú explícale. Yo me voy a desayunar. —caminó hacia la puerta— Buenos días, por cierto —y salió de la habitación.

—¿Qué acaba de pasar?

—Ella tiene cierto afán por controlar todo, —explicó— pone horarios, reglas, etcétera.

—Controladora ¿eh? —encarnó una ceja— Creo que nos vamos a llevar muy bien.

Camille se levantó de la cama, tomó un baño, se arregló y salió del dormitorio. Iba de camino a juntarse con Pansy, la cual estaba en la sala común, hasta que chocó con alguien.

—Discúlpame, no me fijé. —Astoria alzó la mirada y vio a Camille— Hey, yo ya te había visto en algún lado.

—Sí, anoche en mi dormitorio.

—¡Es cierto! Lamento mucho haber llegado así. —rió levemente— Déjame presentarme, me llamo Astoria, Astoria Greengrass.

—Camille Tonks. —sonrió— No te preocupes por lo de anoche. También tengo una hermana y sé lo molestas que pueden llegar a ser.

Le devolvió la sonrisa— ¿Vas al comedor?

—Sí, iba ir con...— vió a Pansy hablando con Draco, o mejor dicho, coqueteando con Draco— No importa, vamos.

Juntas salieron de la sala común e iban de camino al gran comedor hasta que Camille escuchó que le hablaban.

—¡Camille! —gritó Fred a unos metros detrás de ella.

—Hey, Tonks —la llamó George.

—Creo que te buscan, Camille —comentó Astoria.

Volteó— Fred, George hola.

—¿Nos permitiría escoltarla hacia el gran comedor? —vaciló Fred.

—Sería un honor para nosotros —añadió George.

Rió— Nos vemos luego, Camille —se despidió para después retomar su camino sola hacia el comedor.

—Bien, pero le deben una disculpa a mi amiga por habernos interrumpido así. —ordenó— Ahora sí, escóltenme.

—Tus deseos son órdenes —dijeron a unísono.

Entrelazó ambos brazos con los de los gemelos.

Al llegar al comedor, se dirigieron a la mesa de Gryffindor en donde ya estaba Harry, Ron, Hermione y un nuevo rostro para Camille; Ginny, la Weasley menor.

—Buenos días —saludó Camille.

—Buenos días, Cam —respondió Harry.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora