veintinueve: 𝑐𝑎𝑛𝑢𝑡𝑜, 𝑙𝑢𝑛𝑎𝑡𝑖𝑐𝑜 𝑦 𝑙𝑜𝑠 𝑤𝑒𝑎𝑠𝑙𝑒𝑦

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Cuando Camille despertó se encontró con una pequeña criatura delante de ella, se frotó los ojos para enfocar mejor la imagen de la pequeña elfina doméstica.

—¿Hola? —preguntó.

—La señorita Camille ya despertó, Toffy no debería de estar aquí ni hablar con la señorita —dijo con voz temblorosa.

—¿Por qué no debes de hablar conmigo, Toffy? —frunció el ceño, tal vez seguía soñando.

—El amo Lucius no nos permite hablar con extraños desde lo qué pasó con Dobby, señorita —contestó aún sin mirarla con sus enormes ojos verdes.

Camille recordó que Draco le contó cómo Harry había liberado a Dobby. Nunca se puso a pensar que las cosas en la casa Malfoy habían empeorado para los elfos domésticos desde que esto sucedió.

Tal vez estaban muy conmovidos o asustados.

Se le arrugó el corazón de solo pensar en aquellas pequeñas criaturas siendo castigadas por Lucius sólo por su venganza en contra de alguien que ya ni vivía en su casa.

—¿Tú eres amiga de Dobby?

Toffy asintió levemente con su cabeza— Dobby era un buen amigo de Toffy y ahora Dobby está feliz viviendo el sueño que Toffy y Dobby tenían juntos —una pequeña lágrima corrió por su mejilla y la limpió con la manga del andrajoso vestido que llevaba puesto.

—Toffy, ¿tú quieres ser libre?

Al fin levantó la mirada.

No respondió, pero sus ojos decían todo. Deseaba ser libre y huir lejos de esta mansión en donde de seguro la trataban peor que a una alimaña.

—Toffy no tiene permitido pensar en eso, Toffy sólo se dedica a servir a la familia Malfoy.

Camille sintió una horrible sensación de injusticia en el pecho.

—No, Toffy. —se levantó de la cama y se acercó a la elfina doméstica hincándose para quedar a su altura— Te liberaré, que sea como mi regalo de despedida por ser mi último día aquí.

—¿Cómo? —la miró con un pequeño destello de esperanza.

—Una prenda de tu amo basta, ¿no es así? —Toffy asintió— Bien, Toffy, ¿crees que puedas llevarme a la habitación de Lucius?

Toffy miró a Camille como si estuviera teniendo un conflicto interno consigo misma.

—Yo-

—Claro, entiendo. No tienes que llevarme, sólo dime en dónde está.

—En el siguiente rellano, la tercera puerta del lado izquierdo.

Camille asintió y salió de la habitación con la esperanza de no encontrarse con nadie en su camino.

Subió al siguiente rellano, miró en ambas direcciones y se adentró a la habitación de Narcissa y Lucius.

Afortunadamente no había nadie.

Todas las habitaciones de la mansión eran iguales, estaban acomodadas de la misma manera así que se dirigió al ropero y sacó de ahí lo primero que encontró, una corbata de Lucius.

Salió de ahí sin dejar rastro alguno y regresó a su habitación donde Draco la estaba esperando en la puerta.

—Buenos días —la saludó provocando que ella automáticamente escondiera la prenda detrás de su espalda.

—Hola, es un lindo día, ¿no es así? —caminó de espaldas hacia la manija de la puerta— Yo me tengo que duchar, nos vemos luego.

Y justo cuando cerró la puerta en las narices de su primo escuchó un leve "Rara".

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora