veinticuatro: 𝑚𝑖𝑠𝑖𝑜𝑛 𝑎𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎

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Camille despertó abruptamente a eso de las cuatro de la mañana. Había tenido un sueño, no recordaba de que, pero más que un sueño, parecía una pesadilla.

Miró a su al rededor, el ala de la enfermería estaba vacía y únicamente se escuchaban las profundas respiraciones de Madame Pomfrey en la parte de atrás de su oficina en donde se encontraba su dormitorio.

Se quedó mirando el techo por horas, hasta que amaneció.

El ruido de unas pisadas la hicieron salir de sus pensamientos. Giró la cabeza en dirección a la puerta y ahí estaba Draco, caminando hacia ella, con su uniforme impecable y su cabello peinado descuidadamente hacia un lado.

—Hola —dijo en cuanto él llegó a la orilla de su cama.

—Estuve pensándolo y le diré a Astoria lo que siento.

Abrió los ojos como platos— ¿De qué hablas, Draco? Claro que no puedes hacer eso, aún ni siquiera sabes realmente que es lo que sientes por ella.

—Pero te está afectando ser quien cuide mi secreto y creeme que no permitiré que tu salud se ponga en riesgo sólo por mi estupidez.

—Draco, cállate —frunció el ceño— por supuesto que esto no me está afectando. Me tomó desprevenida, sí, pero es algo que perfectamente puedo manejar.

—Pero-

—Déjame a mí lidiar con esto, ¿quieres? Tú enfócate en acercarte a ella y aclarar tu mente.

—Claro —tragó saliva— es que, realmente me diste un susto terrible ayer.

Sonrió— Y por cierto, ¿qué haces despierto tan temprano? Son las seis de la mañana.

—No pude dormir, creo que tuve una pesadilla.

—¿En verdad? —arqueó las cejas— yo también tuve una, llevo despierta desde las cuatro.

Y antes de que alguno de los dos pudiera decir algo más, una radiante rubia cruzó el umbral de la puerta y se dirigió hacia donde estaban Draco y Camille. 

—Buenos días, cariño —Daphne saludó a su amiga y luego miró al chico— Malfoy.

—Buen día, Daph.

Draco se limitó a hacer una mueca parecida a una sonrisa— ¿Hoy te dan de alta? —Camille asintió con la cabeza— Bien, entonces te veré más tarde.

Antes de irse, acarició el cabello de su prima y salió de la enfermería.

—¿Cómo estás? —tomó asiento en la silla que Cedric había dejado a lado de su camilla la noche anterior.

—Bien —sonrió y se incorporó.

—Me alegro —miró hacia otro lado— Cam...

—Ya suéltalo, Daph.

Daphne no era muy buena guardando sus sentimientos. Su cara siempre la delataba y esta vez no era la excepción.

—Quisiera hacerte una pregunta —su rostro estaba serio y pálido, hasta pareciera que ella era la necesitaba recostarse en aquella camilla.

—Lo que quieras —el estómago de Camille se hundió.

—Sé que no hemos hablado mucho de esto, pero ¿estás enamorada de Cedric?

—Wow... ¿Enamorada? No, por su puesto que no —parpadeó varias veces— es una palabra muy grande. ¿Por qué la pregunta?

—Bien, pues ayer George y Fred estaban comentando acerca de ciertos rumores sobre Cedric y su relación con Cho.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora