veinticinco: 𝑙𝑎 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑑𝑑𝑖𝑡𝑐𝒉

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Camille se acercó a Draco detrás de las gradas del campo de Quidditch y le ajustó los cordones de la capa de su uniforme.

—¿Estas listo? —le preguntó mientras escuchaba como los demás estudiantes ocupaban sus lugares en las gradas.

—Siempre estoy listo —respondió con una sonrisa arrogante en la cara.

Puso los ojos en blanco acompañados de una risa— Más te vale atrapar esa Snitch y ganar la final, porque si no, haré de tus vacaciones un infierno.

—Bien —río— ¿y tú siempre estarás de nuestro lado, cierto?

—Claro que sí, ustedes son mi casa y ya también le dije a Cedric que, pase lo que pase, yo estaré del lado de ustedes.

—Y... si nosotros llegamos a perder, —se mordió el interior de la mejilla— ¿te irás a celebrar con él?

—Por supuesto que no, además, no vamos a perder, pero si eso llegara a pasar Pansy guarda una botella de hidromiel debajo de su cama, así que —se encogió de hombros.

—¿Ya te había dicho lo increíble que eres?

—No, pero yo lo sé. —rodeó su espalda con sus brazos, fundiéndose en un rápido abrazo— En fin, iré a las gradas. Mucho éxito, Draco.

Él asintió y regresó a los vestidores con el equipo.

Camille tomó rumbo hacia las gradas, en donde visualizó en la tercera fila a Hermione, Astoria y Daphne.

Cuando se reunió con sus amigas, vio que Astoria tenía una gran sonrisa en el rostro y estaba eufórica.

—¡Cam! Ven, siéntate. —se recorrió a su izquierda para que ella se sentara entre ella y Hermione— Ya está apunto de comenzar.

Inclinó su cabeza con el ceño fruncido— ¿Desde cuando te emociona tanto el Quidditch, Tori?

—¿Qué? —fingió demencia— No, para nada, sólo me gusta estar con ustedes y ver a chicos atractivos en sus uniformes.

—¿Chicos en general? —preguntó su hermana, que estaba a lado de ella, con una sonrisa pícara— ¿Segura que no hablas de alguien en específico?

—Pero claro que no, ¿de quién podría estar hablando?

—No lo sé, —Camille frunció los labios— tal vez de nuestro buscador estrella Draco Malfoy.

En las últimas semanas, todo mundo se había dado cuenta de que Astoria y Draco se había vuelto cercanos.

La mayoría del tiempo se les veía charlando en el pasillo o en la sala común, reían y hasta parecía que ella coqueteaba un poco con él.

Astoria trató de ocultar el color escarlata que acaban de tomar sus mejillas poniéndose a la defensiva— Ay, por favor, ni al caso... ni siquiera somos amigos.

Hermione se inclinó para verla mejor. Todas sabían que ella mentía.

—¿Ah no? —inquirió Hermione— Porque todas las veces que los he visto charlando y caminando juntos me han dicho lo contrario.

—Bueno, somos conocidos —a veces solía mentir con facilidad, pero ésta no esa una de aquellas veces.

—Aunque a ti te gustaría que fueran algo más —la codeó Camille.

Se quedó callada unos segundos y después negó abruptamente con la cabeza.

—¡Lo pensaste! —exclamó Daphne.

Y antes de que Astoria pudiera decir algo en su defensa, el silbato de la señora Hooch anunció el inicio del juego.

El juego comenzó y Camille no podía despegar la mirada de Cedric, quien arriba de su escoba y con el aire moviendo su cabello, se veía sumamente atractivo.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora