treinta y uno: 𝑠𝑖𝑛 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑝𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠

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Era una mañana cálida de mediados de agosto cuando Camille despertó gracias a que un rayo de sol que se colaba desde la ventana de la habitación de Ginny golpeó su cara.

Volteó su rostro a ambos lados y las dos chicas que compartían aquella habitación no se encontraban ahí, luego miró el reloj de pared y vio que ya pasaban de las diez de la mañana.

Se levantó de la cama plegable y se dirigió al baño, el cual afortunadamente estaba desocupado y ella podría darse una ducha.

Cuando terminó su rutina de aseo, bajó a la planta baja donde la gran mayoría de los Weasley ya se encontraban desayunando en la barra de la cocina, los únicos que faltaban eran los gemelos, Ron y el señor Weasley.

—Buenos días, cielo —saludó la señora Weasley en cuanto Camille cruzó el umbral de la habitación— ¿Pan tostado con tus huevos?

—Buen día y por favor, gracias —sonrió tomando asiento a un lado de Hermione.

Los demás presentes también saludaron a Camille y continuaron con su desayuno.

—Hoy llega Harry, ¿no es cierto?

Ginny asintió— Papá y mis hermanos acaban de ir por él a casa de los muggles unos minutos antes de que bajaras.

—Genial, ¿ya le comentaron lo de la copa de Quidditch? Debe de estar eufórico.

—Ron le envió una carta comentándole y al parecer sí está sumamente emocionado —respondió Hermione dándole una mordida a su rebanada de pan.

Hace unos días, el señor Weasley había llegado con la noticia de que por parte del ministerio de habían obsequiado unos boletos para la copa mundial de Quidditch que se celebraría después de varios años en Inglaterra.

Camille le había ofrecido su boleto a la señora Weasley, pero ella se negó en repetidas ocasiones, diciendo que estaría más feliz haciendo compras para el regreso a Hogwarts que ir a los mundiales y a su vez, que el señor Weasley había pedido ese boleto específicamente para ella.

Al cabo de unos minutos Fred pareció por la chimenea, seguido de George y hasta el último Ron. En cuanto Fred alzó su vista, su mirada automáticamente se dirigió hacia Camille quien se encontraba en una animada conversación con Charlie acerca de la metamorfomagia y lo fascinante que era ver a Nymphadora cambiar su aspecto físico durante las horas muertas que pasaban en la escuela. Él aseguraba que aquello le había dado una gran ventaja para convertirse en auror.

Fred se aclaró la garganta haciendo que Camille girara su rostro y sus ojos se encontraran.

—Buen día, chicos —saludó.

Ellos le devolvieron el saludo. 

—¿Y Harry? —preguntó Ginny con interés recargando su mandíbula en la palma de su mano con cierto brillo en los ojos.

—Ah no, no volveremos al tema de Harry esta vez, Ginny —la reprochó Ron.

—¿Tema de Harry? —inquirió Hermione.

—Sí, ella ha estado interesada en —contó con sus dedos— cinco chicos desde que salimos de vacaciones, después será cuestión de tiempo para que también le intereses tú —miró con pánico a Camille y luego a Hermione— o tú.

Camille pasó un brazo por encima de los hombros de Ginny de forma protectora y apuntó a Ron con su tenedor.

—Oye, Ron, déjala tranquila. Ginny tiene quince años, está en la perfecta edad para experimentar y descubrir qué es lo que le gusta o quien y lo que menos necesita es una hermano mayor con aires de machito que quiera controlarla y limitarla. Ella es libre de interesarse en cuantos chicos o chicas quiera, siempre y cuando no dañe a nadie. —todos la observaban atentamente, Camille tenía gran facilidad para que la gente le pusiera atención y tal parece que sí la estaban tomando en serio— Ella necesita una hermana mayor y yo me ofreceré a serlo si ella quiere, necesita a alguien que no sea un saco de testosterona con pies. —Bill y George soltaron una leve risa burlándose de Ron y Camille los miró arqueando una ceja— Estoy hablando de todos ustedes, no sólo de él.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2023 ⏰

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the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora