nueve: 𝑒𝑙 𝑣𝑒𝑠𝑡𝑖𝑑𝑜 𝑦 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑡𝑎

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Eran las ocho treinta de la mañana siguiente cuando Camille bajó a desayunar como de costumbre con una carta en las manos.

Caminó hacia la mesa de Gryffindor en donde ya se encontraban Harry, Hermione y Ron. Astoria y Daphne venía a unos pocos metros detrás de Camille.

—Harry, ¿me prestas a Hedwig?

—Claro, pero ¿para qué?

—Les quiero enviar una carta a mis padres. Necesito urgentemente un vestido.

En ese momento llegaron Daphne y Astoria y se pararon a un lado de Camille.

—¿No ya te había llegado uno? —preguntó Daphne.

—¿De qué hablas?

—De la caja que está encima de tu cama, yo creí que era un vestido.

—¿Caja, qué caja? —seguía sin entender nada.

—No la viste, ya te habías ido cuando llegó —comentó Astoria.

—Oh, cierto —recordó Daphne.

—Bien, iré a ver.

—Te acompañó —sonrió Astoria.

—Yo también quiero ir, ¿puedo? —dijo Hermione.

—Las tres iremos contigo —añadió Daphne.

Camille negó con la cabeza mientras sonreía— Chismosas.

Las cuatro amigas caminaron por los pasillos de Hogwarts hasta llegar a la sala común de Slytherin y subieron al dormitorio.

Al entrar vieron en la cama de Camille una caja negra con un moño color plata y con una carta encima de esta, inmediatamente reconoció el papel y supo que se trataba de sus padres.

Se acercó— Sí, es de mis padres.

—¿Qué dice? —cuestionó Astoria— Ábrela.

La abrió y la comenzó a leer en voz alta— Querida Camille, bla, bla, bla. Te enviamos este obsequio para que tu primer baile en Hogwarts sea inolvidable. Te extrañamos y queremos mucho, papá y mamá.

—Eso fue muy lindo, Cam —sonrió Hermione.

—Sí, suelen ser tiernos —abrió la caja y lo que vio la dejó sorprendida.

Era un hermoso vestido rojo obscuro con corsé en la parte superior decorado con rosas bordadas en la misma tela, la falda era al estilo "princesa" y en los tirantes habían dos grandes moños de la misma tela que la falda y acompañándolo, unos tacones de aguja de diez centímetros de color negro.

Camille ni siquiera se atrevió a sacarlo de la caja, se quedó ahí, absorta por la perfección de aquel vestido.

—¡Es hermoso, Cam! —exclamó Daphne con emoción.

—Te vas a ver divina —comentó Hermione.

—¿Por qué no te lo pruebas? —preguntó Astoria.

Negó con la cabeza— Hasta el día del baile. ¿Regresamos al comedor?

La tres asintieron y bajaron a la sala común en donde estaba Pansy juzgándolas con la mirada.

—¿Qué hace ella aquí? —señaló a Hermione.

—Ella tiene nombre —se defendió.

—No me importa si tienes nombre o no. Lo que importa es que eres una sangre sucia y estás en mi sala común.

—¿Tu sala común? — Astoria frunció el ceño— Pansy estás-

La interrumpió Camille— Déjamelo a mí —se acercó a ella— Pansy creí ya haber hablado contigo sobre que no meterte con mis amigos, ¿quieres que te lo vuelva a repetir? Si te metes con ellos nuestra amistad se termina.

the half-blood princess. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora