Capítulo 2

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¡No llevo ni una semana aquí!

Celeste.

La gente siempre dice que los cambios son buenos, yo lo pensé, pero hoy me entero que esa frase no es cierto ¡Los cambios son lo peor de este mundo!.

Aquí estoy yo, en medio de la cafetería con un refresco en mi camisa.

—Oh lo siento, no te vi — Dice la chica rubia de hace un rato con el chico que esta riendo por lo bajo.

—No te preocupes — Ponga mi bandeja en una mesa viéndome la macha en mi camisa, en toda mi camisa.

—Amiga, te hice un favor — Comenta la chica viendo la camisa — Esa camisa no iba contigo.

Todo se ríen ante su comentario, yo no digo nada y salgo del lugar dirigiéndome al baño, cuando entro le doy gracias a la vida ya que no hay nadie, cierro la puerta con seguro y me veo en el espejo.

Creo que venir aquí al final no fue una buena opción, pensé que al menos lograría que alguien me hablara en mi primer día, como pasa en las películas o libros, pero me doy cuenta que está es la vida real y de que si una vez fuiste la chica rara, siempre lo serás, todos estos años me he sentido sola y aunque tenga mi padre no es lo mismo, me hace falta la compañía de mi madre, alguna hermana o amiga, pero el destino a querido que este sola, tener una prima y una tía es bueno, pero no como la compañía de una madre o hermana, esa compañía es distinta a todas, es la mejor, una madre siempre encuentra la solución a todo y te hace sentir en casa donde sea al igual que una hermana, no llevo ni una semana en este lugar y ya soy la burla de todos...

Sin querer una lágrima rueda por mi mejilla, me la limpio y saco la sudadera la cuál traje ya que hoy iré con papá a comprar algunas cosas para la casa, me quito la camisa y limpio mi abdomen que está mojado con toallas de papel, me pongo la sudadera negra y me hago una cola en el cabello, salgo del baño hacia las mesas al aire libre, me siento en una de ellas y saco mi libro para leer hasta que sea la hora de entrar, esperé que tal vez alguien se me acercará aunque sea a pedirme la hora pero solo pasaban de largo.

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A la salida.

Me dirijo a la entrada viendo el auto de papá estacionado frente al colegio, me acerco y abro la puerta subiéndome a él.

—¡Hola! — Me saluda mientras sonríe — ¿Cómo te fue en tu primer día? Conseguiste algún a....

—No papá — Digo sintiendo las lágrimas — Nadie me hablo, pase todo el almuerzo sentada en las mesas de afuer sola ¿Por qué adivina qué? Si, otra vez fui la burla de todo.

—Pero mi amor — Me acaricia el cabello — Es tu primer día, ya verás que alguien te hablará.

—Papá no entiendes, cuando en un colegio como estos hay una chica la cual es hermosa y todos la tienen en un altar, no tendrás oportunidad ¿Quieres saber que hizo? — Busco la camisa con refresco en mi mochila — Esto hizo.

Se la enseño y él no dice nada solo la mira.

—Papá — Guardo la camisa — Vámonos, quiero hacer algo para olvidar mi pesimo día.

Se queda en silencio y pisa el acelerador yéndonos al supermercado, cuando llegamos los dos bajamos y agarramos uno de los carritos para echar todas las compras, nos adentramos a el lugar y nos separamos de pasillo para que sea más rápido.

Paso por cada estante agarrando lo necesario para la cocina, me gusta cocinar, soy de ese tipo de chicas que pasa en la cocina haciendo cupcakes, brownies, y recetas para cada horario de comida, aprendí todo lo que se gracias a mi abuelita. Luego de que me encuentro con mi papá en uno de los pasillos echo todo en el carrito, me dirijo a la parte de las refrigeradoras donde hay refrescos, mientras escojo unos un niño de unos 5 años se me acerca a regalarme una flor amarilla, sonrío y se la agarró, el sonríe timido y dejo que me de un beso en la mejilla para luego irse con su mamá que me saluda desde lo lejos, amo a los niños, son tan tiernos y lindos.

Luego de que elijo los refrescos me acerco a la caja donde está papá pagando las compras, la cajera nos ayuda a echar nuestra cosas en bolsas, le agrademos antes de salir al estacionamiento y meter todo en el maletero de nuestro auto, luego de terminar marchándonos.

Cuando llegamos a casa lo ayuda a acomodar todo para luego subir a mi habitación y acostarme en mi cama a escuchar música, las horas pasan y sigo ahí, en la misma posición, pensando en como cambiarían las cosas si mamá estuviese con nosotros, estoy segura que no estuviese tirada en mi cama justo ahora. Su partida fue lo peor que me pudo pasar en esta vida, luego de enterarme de que la secuestraron y luego la mataron dejándola tirada en medio de un lago me destrozó la vida para siempre, luego de eso papá decidió conseguirme una psicóloga, Miranda, creo que ella me ayudo mucho aparte de mi tía, todavía siento dolor al pensar en mamá, pero es normal, fue lo que ellas dos dijeron.

—Hija — Papá se asoma en la puerta — La cena esta lista ¿Quieres comer?

—Si — Me quito los audífonos — Ahorita bajaré.

—¿Quieres hablar? — Entra a mi habitación sentándose en la cama junto a mi —  Se que tal vez no sea lo mismo, pero no me gusta verte así.

—Lo sé papá y lo siento, de verdad — Bajo mi mirada hacia mis manos que están en mi regazo.

—No tienes porque sentirlo — Me acaricia el cabello — No tienes la culpa de nada, sé que desde que tu mamá se fue no has logrado esta bien — Pone su vista en mi — ¿Quieres hablar de eso?

—Me hace mucha falta, si al menos hubiese tenido unos minutos para decirle lo mucho que la quería — Una lágrima cae en mi mano — Creo que no merecía morir así.

—Pienso lo mismo, pero la vida tiene un destino para todos, tal vez ese siempre fue su destino.

—Ya lo sé, pero duele...

—Se que tal vez duele — Se acerca más a mi — Pero tienes que ser fuerte, han pasado años y a ella no le gustaría verte así por su culpa.

—Papá — Busco esos ojos color verdes que me hacen feliz.

—¿Si?

—Te amo mucho y si algo te llegará a pasar te juro que me muero contigo — Lo abrazo mientras lloro.

—Nada me pasará — Me abraza dándome un beso en la coronilla — Yo siempre estaré para ti y si te llegan a hacer daño juro que mataré solo por ti.

—¿Te volverías un asesino? — Me separo de él sin quitar las manos de su cuello.

—Mataría hasta el presidente, solo por ti — Sonríe haciéndome sonreír a mi.

—Yo también ¿Sabes?

—¿Ah si? — Se ríe — Ya ven, vamos a cenar.

Bajo junto a mi padre y nos sentamos en la mesa para cenar, luego de que terminamos me despido de él con un beso en la coronilla y un abrazo. Cuando estoy en mi habitación, me acuesto en mi cama arropándome en las sábanas y quedándome con la vista en el techo que está iluminado con la luz de la luna que entra por la ventana, así me quedo durante unos minutos hasta que sin darme cuenta me quedo dormida.

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Nota del autora:

Holaaa, buenas noche, días, tarde, a la hora que lo vean paso por aquí para que me hablen de que les ha parecido hasta ahora el libro.

¿Qué les pareció este capítulo?

¿Creen que fue malo lo que hizo la novia de el chico de ojos claros?

Los quiero, byee♡

Color miel『En edición』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora