Capítulo 36

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Pequeña hermana II

Celeste.

Me quedo mirando a Dalia por unos minutos, sé que aunque quiera ocultarlo ella lo sabe y está comprobado justo ahora, es psicóloga, no se le puede escapar nada.

—Pensé que no lo sabría — Digo agachando la cabeza.

—Celeste, soy psicóloga, pero también soy madre y puedo ver lo que sientes sin tú decírmelo, no sé que haya sucedido entre ustedes dos, pero creo que lo mejor sería que hablarán.

—¿Tú crees?

—Claro, todas las parejas pasamos por cosa difíciles, pero hablando se resuelve todo.

—Si, pero él se beso con su ex.

—Tal vez lo hizo, ¿Pero estás segura de él lo hizo y no ella? — Me quedo unos minutos en silencio recordando lo que él me dijo esa noche.

—Recuerdo que él me dijo que ella lo había hecho y el lo rechazó luego de que estuvo consiente.

—Ves, tal vez tú sentías mil emociones en ese momento y por eso no pudiste escucharlo con atención o no reaccionaste de la mejor manera, pero ahora que estás más calmada deberías hacerlo.

—No se si pueda, sé que lloraré y no sé si pueda lograr tener una conversación estable.

—Mira, ven con nosotros el fin de semana a San Diego, iremos a pasar un tiempo con mis suegros, pero también pueden tener un poco más de tiempo a solas para que puedan hablar los dos.

—Siento que los incomodaría.

—¿Qué? Claro que no, Celeste — Ella se levanta y rodea el escritorio — No solo te llevó porque quiero que hables con él, te llevó porque a pesar de no seguir siendo la novia de Tanner, sigues siendo mi nuera y eso te hace parte de la familia.

Me levanto y ella deja que la abrace, Dalia a sido tan buena tanto como suegra que como psicóloga y la aprecio mucho por eso.

—Entonces, dime, ¿Vienes con nosotros? — Toma mi rostro entre sus manos.

—Si — Asiento con una sonrisa y ella vuelve a abrazarme.

—Te quiero mucho, Celeste — Dice mientras me sigue abrazando.

—Y yo a ti — Me separó de ella y sonrío.

—Bueno, creo que este ha sido el final de nuestra cita, sabes que en cualquier momento estoy para ti.

—Lo sé — Tomo mi bolso.

—Vale, ven, bajaré contigo.

Las dos juntas salimos de su oficina bajando las escaleras, antes de llegar al final veo al chico que sabía que vería aquí, está vestido con unos jeans claro, unos tenis negros y una camisa del mismo color desprensada y algunos botones desabrochandos dejando ver parte de su pecho el cuál lleva varias cadenas, pero lo que más me sorprende es ver la cadena que le devolví también ahí, se ve tan lindo.

Camina con la mirada abajo con una botella de agua en su mano, hasta que levanta su vista y sus ojos buscan los míos acelerando mi corazón, me quedo congelada en el último escalón de las escaleras viéndolo yo a él y él a mí.

—¿Saldrás? — La voz de la señora Anderson me saca de la hipnosis.

—Si, iré a casa de Christian — Su mirada se vuelve a mí — ¿Quieres que te lleve a casa?

Su voz se escucha un poco nerviosa y escuchar esa pregunta hace que mi corazón quiera salir, mi orgullo quiere decirle que no, pero mi todo yo quiere decirle que si «Oh Tanner ¿Por qué haces esto? Soy débil»

Color miel『En edición』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora