𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

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Rompimos dos meses después

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Rompimos dos meses después.

Lo sé, lo sé. ¿Qué tipo de final feliz es ese?

Lo siento.

Por desgracia fue mayormente mi culpa. No quise que ocurriera. Teníamos un chico nuevo en el trabajo al que pareció que le gusté por una razón desconocida. Fue como si Hyunjin hubiera abierto las puertas y todos los que no sabían que yo existía empezaran a encontrarme irresistible de repente. Un día, tontamente, dejé que el nuevo viniera a mi casa, una cosa llevó a la otra y Hyunjin pilló al nuevo con la mano metida en mis pantalones, nuestros labios pegados y yo apretado contra el muro con el que me había golpeado la cara meses antes, en la primera cita. La primera cita que tuve con el que quise pasar el resto de mi vida.

Me arrepiento. Me arrepiento como no tienes idea.

La ruptura fue de enormes proporciones, y hubo lágrimas, disculpas, ruegos y lamentaciones. Pero la había jodido y Hyunjin no perdonaba tan fácilmente, así que terminamos. Muy mal. Hyunjin dejó su trabajo para que no nos viéramos todos los días. Volvió a Phoenix y escuché que volvió a salir con un chico con el que había tenido algo no muy permanente antes.

Mis padres me desheredaron, diciendo que no podían creer que le hubiera hecho eso. Ya no era bien recibido en su casa. Nana concordó con ellos y me dijo que no era mejor que las cosas que JYP me decía.

Felix terminó con nuestra amistad después de aquel desastre, diciéndome que ningún amigo suyo era infiel. Se mudó a Colombia, allí se casó con un capo de la droga y vivió una vida de lujos como dama de la casa. Hace un tiempo que escuché que se había hecho una tiara de diamantes de sangre y que tenía un sala entera de su mansión dedicada a sus pelucas.

¿Que qué pasó conmigo?

Deshonrado, acabé en la pequeña ciudad de México en la que siempre supe que acabaría. Abrí mi bar, Taco's Bell, justo como sabía que haría. Tuve un pequeño apartamento encima que no tenía aire acondicionado y el ventilador de techo que tenía no movía nada el aire sofocante del ambiente.

El lado positivo es que me dejé crecer un bigote fantástico y que apenas se me veía con mi poncho. Los locales, al principio algo sospechosos del gringo que había entre ellos, llegaron a aceptarme como uno de los suyos. Al final me presentaron a una esposa de mi elección y me casé con una mujer bajita de nombre Rubí Pérez. Ella me dio dos hijos y nos mudamos de ese pequeño apartamento sobre el bar a una granja llena de rincones y recovecos en un pequeño trozo de tierra a las afueras de la ciudad. Era un trabajo duro, pero era honesto. Cultivaba trigo.

Diez años después, unos bandidos enmascarados vinieron a la ciudad y trataron de tomar el control, ya que habían decidido que nuestro pequeño paraíso era el lugar perfecto para el nuevo centro de operaciones de su imperio de la cocaína. Las mujeres y los niños pasaron a ser rehenes, incluyendo a mi familia. Decidiendo que ya había tenido suficiente, fui a la ciudad en el buen burro que llamé Tiro Al Blanco.

ES REAL ;hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora