𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓

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Intenté evitarlo durante el resto del día

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Intenté evitarlo durante el resto del día. Los almacenes de suministros son buenos sitios para intentarlo. Me aburrí dos minutos después y empecé a hacer inventario extraoficial. Teníamos 262 marcadores fluorescentes. Esos son muchos marcadores. Nos estábamos quedando sin sobres. Alguien debió haberse encargado de eso.

Tad entró al almacén en algún momento después de las doce, anunciando que necesitaba clips sujetapapeles. Lo fulminé con la mirada todo el tiempo, deseando en silencio que le salieran herpes en la cara, justo en esos perfectos labios carnosos suyos. Me pregunté por un instante si era malo pensar así, pero entonces me sonrió cómplice y dijo: "Ah, hoooolaaaa, Hyunjin", en voz muy alta cuando salió del almacén, así que no me sentí tan mal por ello. De hecho, también incluí en esos deseos que tuviera una sensación ardiente cuando orinara. Y que se lo comiera un tiburón mientras estallaba en llamas en la superficie del sol.

Felix me encontró en algún momento de la tarde.

—¿Qué demonios estás haciendo? —me siseó, cerrando la puerta al entrar—. ¿Es que estás intentando que te despidan? ¡Llevo todo el día cubriéndote! ¡He tenido que decir en dirección que tuviste un problema de intestinos explosivos por la comida de Los Betos!

—No hables mal de Los Betos —dije con el ceño fruncido—. ¿Y por qué tuviste que decir que era explosivo? ¿No puede ser normal?

Él hizo un gesto con la mano, quitándole importancia.

—Lo hace más creíble.

—Sí, pero ahora todos me van a mirar raro.

—¿Y no lo harán cuando sepan que estás aquí escondido tomando notas en Post its?

—Tenemos que pedir más. Casi no nos quedan.

—¿Qué haces aquí?

—Pantalones de ciclista —murmuré. Mi cerebro se cortocircuitó otra vez al recordarlo—. Un culo en pantalones de ciclista.

Felix sonrió tan abiertamente que casi le llegó a la parte de atrás de la cabeza.

—¿En serio? —preguntó alegremente—. ¿Así de bien?

—El culo que acabará con todos los culos —dije sin poder evitarlo—. El Santo Grial de los culos. Si viviéramos en un mundo con hadas y elfos, habría una aventura épica para conseguir ese culo. Quería darle un mordisco. —"Y eso no es algo que pueda desdecir. Shii".

Felix empezó a carcajearse tanto que pensé que le explotaría alguna arteria. Se ahogó con su lengua, así que le di unos golpes en la espalda porque no creía que mi jefe apreciara a una Drag Queen muerta en el almacén de suministros. Solía dar mala imagen a una compañía.

Al final consiguió controlarse (más o menos) y se secó las lágrimas.

—Vas a ceder —me aseguró, aún soltando risitas entre dientes—. Sí que vas a ceder.

ES REAL ;hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora