KILIG

4 editado

En los últimos susurros del sueño, la voz del hombre resonó en la penumbra de la habitación.

" ¿Tomó el medicamento?" preguntó, su tono revelando el cansancio.

"Así es, señor. Debería haber hecho efecto...

Fueron las últimas palabras que escuchó Rosalin antes de sumergirse en un sueño profundo. Sin embargo, en ese estado onírico, sus sentidos captaron unas manos más grandes y ásperas que recorrían su cintura, provocándole un pequeño gemido entre sus labios.

La voz del hombre, suave como si temiera hacerle daño, la llamó por un apodo cariñoso.

2Rosi... ¿Estás despierta?" la última frase se desvaneció en la distancia.

Al no obtener respuesta de la joven, continuó besando sus párpados, quizás un gesto instintivo. El hombre, su esposo, dejó algunos moretones en su cuello, clavícula, y se aventuró en su muslo. Contento por su "obra", se acostó a su lado, atrayéndola hacia sí mismo en un abrazo temeroso de que en cualquier momento ella pudiera desvanecerse.

Los ojos color rojo del hombre se posaron en la joven, cuyos cabellos dorados se hallaban desordenados, pero no restaban encanto a su figura. En ese momento, parecía un hada, y el hombre la abrazó aún más fuerte, como si temiera que, de algún modo, pudiera perderla para siempre.

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En la siguiente mañana, Rosalin abrió los ojos de golpe y, al incorporarse en la cama, examinó su cuerpo. Al levantar el camisón, descubrió sus muslos cubiertos de pequeñas manchas rojas, palideciendo al verlas.

Una voz ahogada llegó desde la puerta. Al alzar la mirada, notó la presencia de varias mujeres que observaban la escena con asombro. Rápidamente, cubrió su cuerpo bajando el camisón y, con una voz audible, preguntó:

"¿Quiénes son ustedes?" las miró a todas con desconcierto.

"Señorita, vinimos a ayudarla. Nosotras somos sus doncellas " una de ellas respondió, tomando su brazo y ayudándola a ponerse de pie.

Rosalin comprendió que la doncella estaba allí para asistirla. Sin embargo, todo su cuerpo le dolía como si un elefante se hubiera paseado sobre ella.

"¿Qué sucedió?" preguntó confundida. No recordaba nada después de oír la voz del hombre al otro lado de la puerta.

"Tranquila, señorita. Tal vez sea por su enfermedad" dijo una de las doncellas, insinuando una enfermedad de la cual Rosalin no tenía conocimiento.

Las doncellas no permitieron que hiciera más preguntas y la llevaron hacia la bañera. Con cuidado, quitaron el camisón, revelando no solo marcas en sus muslos sino en todo su cuerpo. Rosalin palideció aún más, sintiendo una ira incontenible.

Bastardo, pensó. ¿Acaso creía que era ingenua? Mentalmente tenía veintidós años, ¿cómo podía engañarla así? ¿Enfermedad? ¿Alergia? Se mordió el labio con rabia.

Las mujeres vieron el estado de su señora y sintieron temor al ver su rostro oscurecerse, moviéndose rápidamente para limpiar su cuerpo sin darle espacio para protestar.

Observó su pálida piel manchada de moretones rojos que empezaban a tornarse morados. Rechinó los dientes con frustración.

Finalmente, las mujeres la llevaron a su habitación y le pusieron un vestido verde, similar al anterior, pero con mangas algo bombachas y trasparentes con toques luminosos.

A pesar de la belleza del vestido, su ánimo no mejoró. Peor aún, la mujer de la noche anterior entró con un ramo de flores.

"Señora, el amo envía este detalle" dijo, colocándolo en un florero y desechando las flores anteriores, las cuales ni siquiera estaban marchitas.

Rosalin rió irónicamente al verlo. Esas flores eran enviadas por él, algo que ella había considerado hermoso, pero ahora le daban asco.

Caminó hacia el florero, lo tomó y lo estrelló contra el suelo.

" Dígale a su amo que no quiero sus asquerosos regalos " dijo enfadada antes de salir de la habitación, dirigiéndose al patio. Estaba furiosa.

¿Cómo se atrevía él a tocar su cuerpo sin autorización? Ese maldito. Arrancó varias flores y las lanzó lejos, consciente de que estaba teniendo una rabieta, pero le importaba poco.

Ahora entendía por qué Rosalin lo odiaba. Perfecto, sus sentimientos se fusionaron en ese momento, ahora eran uno solo.