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Rosalin observó cómo Lion servía el té que había preparado una criada poco antes. Por un momento, pensó que tal vez esto era una reunión formal, pero al ver sus propios pies vendados y manos temblorosas, recordó que estaba en el momento adecuado.

Lion se disculpó al sentarse, y antes de que Rosalín pudiera expresar su descontento, él interrumpió.

- No, sé que solo con palabras no puedo arreglarlo, pero te juro que nunca me he propasado contigo, aparte de algunos moretones - dijo, rascándose la nuca con nerviosismo.

Rosalin apretó la mandíbula antes de ponerse en pie.

- ¿Crees que con solo esas palabras puedes solucion...? - No la dejó terminar.

- No, sé que con solo mis palabras no puedo, pero te juro que nunca me sobre pasé contigo, a demás de algunos cuantos moretones - dijo él, rascándose la nuca con nerviosismo.

Rosalin apretó su mandíbula antes de ponerse en pie.

- ¿Me crees tonta? Sé que eres mayor que yo por seis años, pero no soy una chiquilla que nació ayer - dijo, apuntándolo con el dedo.

El duque, que este año tenía veintitrés, sobrepasaba la edad de Rosalín en cuerpo, ya que, de mente, ella solo era un año menor.

- No creo que seas tonta. En serio, nunca hice nada subido de tono - dijo, excusándose.

- Entonces, ¿por qué el otro día...? - se detuvo al ver la expresión desconcertada en el rostro de Lion. Si no fue él, sintió escalofríos.

Pero entonces, ¿por qué su cuerpo dolía y esos moretones en su torso? Ahora que lo pensaba, esos moretones eran distintos a los chupones en sus muslos o cuello. Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos. De todas maneras, él se había aprovechado de ella.

- ¿Acaso piensas que soy un juguete que puedes usarme a tu antojo? - dijo, molesta, mientras apretaba los puños, que empezaban a escocer.

- Claro que no, eres mi esposa y te respeto, pero sé que me odias - Rosalin reflexionó sobre sus palabras. En realidad, ni siquiera la rosalin de la historia lo odiaba; solo quería llamar su atención, pero ahora, estando en su cuerpo, y siendo ella, tampoco sabía qué sentir por él; nunca lo había visto.

- Yo... yo no te odio - era verdad; no lo odiaba, aunque hubiera dicho lo contrario - solo dije eso porque estaba enojada - dijo, rascándose la mejilla nerviosa.

- ¿Qué? - esto sorprendió a Lion, quien se puso en pie antes de caminar hacia ella rápidamente y sentarse a su lado - en serio, ¿no me odias? - preguntó con temor.

- No - respondió - pero tampoco me agradas - dijo, mirando sus manos, que estaban aún más lastimadas por su culpa.

Ah, Lion entendió y se disculpó.

- lo siento yo no me puedo controlar cuando escucho esa palabra - dijo mirando a lo lejos - como debes saber mi niñez no fue algo sencillo y esa palabra bueno - no hizo falta que el dijera más rosalin entendió

Al parecer, a él lo trataban como un bastardo, hijo del duque anterior, y esta experiencia había dejado una marca profunda en su psique. Este trato se había arraigado en él, convirtiéndose en una especie de llaga emocional que lo afectaba hasta el día de hoy. La palabra "bastardo" desencadenaba fuertes reacciones en Lion debido a las experiencias dolorosas de su niñez. Este conocimiento arrojaba luz sobre su comportamiento y explicaba por qué reaccionaba tan intensamente cada vez que escuchaba esa palabra.

- Lo siento, no lo recordaba - dijo ella avergonzada de sí misma.

Lion se sorprendió ante estas palabras.

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