Las horas transcurrieron, y el tiempo pareció alargarse. Rosalin bostezó y no pudo resistir recostarse en la suave cama. Sus rizos dorados caían delicadamente a ambos lados de su cabeza, mientras sus manos, ahora delicadamente vendadas, permanecían semiabiertas en puños.
La escena, que antes resultaba escalofriante, se volvía ahora tierna. Rosalin, en un profundo sueño, no escuchó los pasos que se acercaban apresuradamente desde el otro extremo de la puerta.
La figura de un hombre abrió la puerta, revelando una complexión ancha y delgada. Sus hombros eran amplios, su cintura estrecha y unas largas piernas destacaban en su silueta. Sin embargo, lo más llamativo eran sus ojos de color rojo que brillaban al ver a la joven acostada en el borde de la cama.
El hombre se acercó y la tomó entre sus brazos. Rosalin murmuró algunas palabras sin siquiera despertarse antes de ser acomodada adecuadamente en la cama.
El hombre se sentó a su lado y tomó una de sus manos vendadas.
" Mi dulce Rosi, ¿qué has hecho?" dijo en un susurro, temiendo despertarla. Acarició delicadamente su pequeña mano con la palma grande, mientras la chica se movía antes de acomodarse hacia el otro lado, sorprendiendo a Lion.
Él esbozó una sonrisa, una sonrisa que podría conquistar a cualquier mujer casada o soltera, antes de reír un poco.
" Así que lo descubriste" dijo mientras miraba el vaso vacío en la mesita. " ¿Me esperabas, mi dulce Rosi? "dijo muy cerca de su oído, pero tan suave que no pudo despertarla.
El hombre se puso en pie, quitándose su saco y quedando solo con una camisa blanca que contrastaba con su piel pálida. Desabrochó los botones de las mangas y pasó la mano por su cabello, despeinándolo un poco. Un suspiro escapó de sus labios.
" Me pregunto qué me dirías " dijo mirando a la joven. Otro suspiro salió. "Tal vez me gritarías hasta el cansancio. " Se apoyó contra la pared y miró por la ventana, donde la luna iluminaba el cielo. Lion contempló a la joven durmiendo pacíficamente en su cama, sin darse cuenta de que a unos pasos su depredador la acechaba.
Lion miró cada uno de los rasgos de Rosalin, como si quisiera grabarlos una y mil veces en su mente, desde su nariz delgada y respingada hasta sus hermosos rizos dorados. Volvió a suspirar, sintiéndose infeliz.
Se acercó a ella y le dio un beso fugaz. Los ojos de Rosalin se abrieron al sentir el contacto, pero no pudo ver nada; su cuarto estaba totalmente vacío. Negó con la cabeza, preguntándose cuándo llegó a acostarse.
Su ceño se frunció al ver que el hombre no había aparecido esa noche. Al final, solo pudo volver a acostarse y dormir.
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Rosalin abrió sus ojos con energía renovada; esta vez lograría encontrarse con su esposo. Se levantó de la cama y se alegró al ver a las doncellas reunidas, incluida Emily.
"¿El duque está en casa?" preguntó a una de ellas.
La doncella parpadeó confundida antes de responder
"Sí, señora, el duque hoy se encuentra en casa"
"Muy bien, vamos al invernadero "dijo Rosalin mientras mordía su labio.
"Señora, ¿usted no pensará volver a dañar las rosas, ¿verdad?" preguntó Emily curiosa.
Rosalin chasqueó la lengua con irritación.
" ¿Hay algún problema? "dijo, mirando a la doncella.
"No, pero si realmente quiere llamar la atención del duque, debería romper los jarrones. A él no le gusta mucho el desorden" propuso Emily mientras sonreía dulcemente a su señora.
Rosalin parpadeó un poco antes de asentir.
"De acuerdo, trae los jarrones de toda la mansión" dijo mientras sonreía.
No pudo ver la expresión de preocupación de sus doncellas ni la sonrisa socarrona de Emily.
"Claro, señora" respondió Emily.
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KILIG
RomanceLisa una mujer independiente nunca espero que después de tener un "supuesto" sueño con un hombre que tocaba tiernamente sus labios iba a terminar así. Este no era ni su cuarto ni su cuerpo ¿Que rayos había ocurrido? Acompaña a esta chica a descubr...