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Su abuelo, sí hubo alguien que siempre se encargó de hacerle sentir amado como cualquier niño de su edad, fue el viejo alfa, su mentor y ejemplo a seguir

Desde que se tuvo que despedir de él no pisaba un cementerio. Recordaba ese dia como el más doloroso. La frustración de no poder despedirse como debía, al no poder mostrarse débil ante los empleados y empresarios trajeados que fueron a brindar su pésame

Pronto todos se fueron tras cumplir su obligacion social, porque eso era, a nadie mas que él le dolía, todos los hipócritas le dejaron, todos menos la persona que en todo momentos sostuvo su mano

- puedes llorar si quieres, nadie va juzgarte- la vocecita del omega se oía genuinamente triste

La tarde era fria a lo que Jimin se acurrucó en su costado, dejando reposar la cabeza en su hombro con naturalidad

Min llevo su mano hasta su antebrazo donde estaba la de su eposo, entrelanzanso sus dedos con la vista fija en la lápida

Sus hombros pronto se empezaron a sacudir en espasmos de un llanto sincero. Jimin soltaba su aroma imitando en silencio su acción al llorar, no por la muerte del patriarca Min, más si por el dolor de su alfa

No dijo algo para hacerle sentir mejor solo lo sostuvo en su tiempo de vulnerabilidad, él si estuvo ahí para él

Asi como lo estuvo siempre que lo necesitó, Park Jimin lo mal acostumbró, era capaz de leerle y saber lo que debia hacer para cuidarlo, como esa misma noche donde lo arrulló con besos y mimos hasta quedarse dormidos abrazados. Ese omega débil era el único que podia decir que había visto a Min YoonGi siendo la cuchara pequeña

¿Quien iba a consolarlo ahora?, las unicas personas capaz de hacerlo eran los causantes de su dolor

En su momento el cementerio estuvo plagado de sus conocidos pero ninguno tenia la habilidad de reparar su corazón. Sin importarles, cada uno fue saliendo del lugar dispuestos a continuar sus vidas, solo quedando cuatro personas

- YoonGi...

Un gruñido le hizo saber al beta que no podría llevarselo tan fácil

- Vete, Hope- el Alfa limpió sus lagrimas volviendo a ver la piedra donde por mas irreal que pareciera, estaban los nombres de su familia grabados

- Ve con ellos- le ordenó con su voz cortada por el nudo que quemaba su garganta

Hoseok al principio no comprendió, esto cambió cuando vio a lo lejos a su esposo esperando junto a su pequeña

¿Como podía ir con su familia dejandolo ahí?

- vamos, amor- el alfa abrazaba por los hombros a su novio, el cual como un muñeco solo se dejo llevar, caminando cabizbajo hacia la salida

Hoseok vio con lastima al chico, Jimin representaba lo que Min era para él. También estaría desecho luego de perder a su amigo de toda la vida.

- Ellos también te necesitan, vete

conocia a su terco amigo, no dejaria de insistir hasta quedarse sólo para desahogar sus penas

Supo el momento exacto en el que su amigo se fue. Con algo de envidia veia como cargaba a su hija, caminando al lado de la bola enorme que era su esposo. Su mano en la cintura de este guiandolo con precaución por el sendero rocoso

- Apresurate- gritó sin dejar de caminar por la fria acera

- ya, hyung, mis piernas no son tan largas- vio sobre su hombro al omega que le seguía presuroso con un puchero adornando sus labios rosas por el frio y su nariz fruncida ante lo incomodo que le era caminar

Llevaba un enorme abrigo sobre al menos unas cuatro capas de camisas y bufandas, sus piernas enfundadas en un pantalon para maternidad lucían como dos palillos ante lo enorme que lucia su torso por el exceso de ropa y su vientre de cinco meses

Con una sonrisa de lado apretó el paso escuchando las quejas aumentar, pronto se vio corriendo con el omega pisando sus talones, reia a carcajadas cada vez que el otro se quedaba atrás tratando de quitar el ridiculo gorro que le tapaba los ojos, no usaba toda su velocidad al no querer que hiciera mucho esfuerzo o que llegara a caerse, pasaron varias cuadras jugando y correteando tal cachorros en las oscuras calles de Seúl

Podía ser mucho el cansancio pero Jimin no se rendía, donde fuera él siempre lo seguiría con la esperanza de caminar a su lado.

En cambio ahora no importaba si se detenia a esperarlo, él ya no llegaria a sostener sus manos ni a usarlo como calefactor humano.

Estaba solo.











Solo él y el dueño de los ojos azules que le observaban, incógnito se recocijaba con su dolor.

Mi Fortuna ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora