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YoonGi dejo la maleta deportiva sobre la cómoda, solo traia la ropa que Jimin usaba el día que fue hospitalizado pero no quería que su esposo cargará ningún peso, a su lado Jimin caminó despacio hasta sentarse en la cama matrimonial que compartían.

Esa cama que se había sentido tan vacía sin el cuerpo del omega removiendose y murmurando entre sueños o retorciéndose en extasis cada vez que hacían el amor.

YoonGi vio con nostalgia las sábanas grises, todavía tenía manchas de tinte rojo y un agujero que Jimin hizo con la plancha mientras se planchaba el pelo.

Aunque se negara aceptarlo y antes hubiera reído al imaginarse haciéndolo, extrañaría ese viejo departamento y los momentos que ahí había compartido con la persona que en ese momento miraba al piso con serenidad.

Tenía una reserva en un hotel cercano, y Jimin tenía todos los números de contacto del lugar en caso de necesitar algo. Aunque deseara quedarse con la excusa de cuidar a Jimin, Baekhyun regresaria al país el día siguiente y cuando supiera del estado de Jimin, seguro se mudaria al departamento con él para dedicarse a atenderlo a tiempo completo.

YoonGi se negaba a aceptar que todo terminara ahí, así que juntando su terquedad y valentía jugó su última carta.

-¿Jimin, puedes venir un momento?

- Estoy cansado

Realmente lo estaba, las ojeras en su cara eran prueba de las noches de insomnio vividas en el hospital, la decisión de separarse de YoonGi era una de las más difíciles de tomar. Su corazón se terminaba de romper al verse divorciando de su alfa.

- Por favor, solo será un momento

A Jimin nunca le gusto ver a una persona tan abatida, menos si esta era YoonGi, quien seguía siendo su esposo y el hombre al que amaba.

Rendido calzó las pantuflas, y se dispuso a seguirlo, a pesar del intento de YoonGi por ayudarlo a caminar prefirió valerse por sí mismo y adelantarse a salir. Pronto le pediría a Namjoon o a Eunwoo que iniciara el proceso de divorcio, ya no podría depender tanto de YoonGi.

No tuvo que caminar mucho, el misterioso destino resultó ser la habitación de invitados que estaba al girar el pasillo.

El olor chocolate delató los nervios que YoonGi tenía, eso y la forma insegura con la que abrió la puerta para él.

La habitación que había estado pobremente amueblada con una cama y un armario, estaba vacía en su totalidad, los cuadros y pinturas antiguas, habían sido retiradas dejando la pared limpia.

- ¿Qué es esto?

Cuestionó adentrándose y descubriendo los tapices desgarrados de las paredes y algunos botes de pintura sin abrir en un rincón

- Será la habitación de la cosa- informó YoonGi tallando sus manos con ansias.

La mirada molesta de Jimin le informó que había vuelto a meter la pata

- be- bebé, el bebé, lo siento es solo que aun es muy pequeño para saber que será, por lo que en mi mente suelo llamarlo así.

Jimin asintió y se acercó a la pared donde se deslizó hasta quedar sentado en el piso, de pronto todo el cansancio mental y físico hacia mella en él.

El peso de sus decisiones y el temor por el futuro era demasiado para sus hombros.

YoonGi se arrodilló frente a él y puso un papel sobre el regazo, el rubio omega lo tomó echando una ojeada desinteresada que pronto pasó a ser de sorpresa a una de confusión.

- alcohólicos anónimos- leyó en un susurró

‐No soy tan idiota, sé en el lugar que me metí y quiero salir de ahí- sintiendose atrevido tomó las manos de Jimin

Mi Fortuna ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora