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Actualidad

- Es  por aquí, YoonGi

Kim Namjoon lideró el camino hasta llegar al final del pasillo donde estaba una puerta de un tono verde oscuro, se detuvo con la manija en su mano, viéndose dudoso de si era buena idea dejar que YoonGi entrara

- Esto puede ser algo duro para ti...

- No me importa- escupió las palabras con dificultad, su mirada frígida y postura tensa, hicieron suspirar a Namjoon.

El alfa más alto compartió una mirada con Hoseok buscando ayuda

- YoonGi- comenzó el beta- puedes esperar, no tienes que presionarte así...

- No, Hoseok, espere mucho para esto, no me detendré ahora

Justo la determinación en su mirada era lo que hacía que Hoseok se mantuviera al margen, cuando YoonGi tomaba una decisión, no había nada que pudiera hacer o decir para detenerlo, rendido, asintió hacia Namjoon quien se hizo a un lado, dando paso libre a YoonGi.

- Solo pude conseguirte unos minutos

YoonGi asintió y pasó a su lado, con pasos ya no tan decididos, se internó en la habitación, tras abrir la puerta con un escalofriante chirrido. Hoseok y Namjoon quedaron afuera. Viendole preocupados.

Las luminarias blancas de la habitación llenaban los instrumentos metálicos de brillo, la baja temperatura le dio a YoonGi la sensación de estar metiéndose a un refrigerador, sus vellos se erizaron y sus labios resecos soltaron un suspiro que se vio convertido en vaho blanco que pronto se perdió en la estancia con olor a desinfectante.

Apretó las manos, tornando sus nudillos blancos por la presión y sus palmas rojas por sus cortas uñas enterradas. Las uñas que había arrancado a mordidas en su ansiedad estaban a punto de volver a sangrar, pero no le importó, deseaba ese dolor. Lo necesitaba para recordarse que seguía vivo.

En el centro de la habitación, en una mesa metálica, estaba tendido el cuerpo de Jimin.

Una mujer con un enterizo rosa, enpolvaba las mejillas del omega con rubor. La maquillista de la funeraria detuvo sus acciones al verle, nada impresionada por su presencia en un espacio restringido al público, la mujer le reverenció.

- Señor Min, hemos vestido a su esposo como nos indicó, mi trabajo ya está terminado, le daré un tiempo a solas

YoonGi asintió sin verla a la cara, sus ojos estaban clavados sobre la irreal visión que era Jimin en ese tétrico lugar.

Cuando la maquillista se fue, YoonGi no vio ni escucho nada, más que su corazón latiendo apresurado en sus oídos. Titubeante camino hasta el lugar que la mujer había ocupado antes, observando fijo a su esposo dormido.

El alfa sabía que Jimin no estaba dormido así como sabía que este jamás despertaría pero le gustaba engañarse y pensar que sería así, aún con el claro conocimiento de que Jimin ya no poseía la mayoría de sus órganos vitales y que su sangre había sido sustituida por sustancias que ayudaban a conservar su cuerpo.

Los ojos de YoonGi se deslizaron por las facciones relajadas de su esposo, fueron muchas las veces que lo vio dormir así a su lado, en vida Jimin dormía acurrucado a su pecho, tan sereno como si tuviera el mundo a sus pies, sin ninguna preocupación al despertar. En la muerte Jimin estaba con las pestañas negras y largas caídas sobre sus mejillas, cubriendo sus hermosos ojos como si durmiera, pero no se veía tranquilo. YoonGi dudaba que el omega hubiese muerto en paz.

Mi Fortuna ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora