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Pasado

‐ No me gusta el mango

Se quejó Jimin en medio de la oscuridad, con labios en un puchero volteó la cabeza para ver a YoonGi que dormia a pierna suelta a su lado.

Era una mala noche para Jimin, sentía picazón en su cuerpo, era como si cientos de pulgas hubiesen echo de él su nuevo hogar por esa noche. La maldita fatiga no lo dejaba dormir y el quería hacerlo, sus pies dolían y estaban hinchados, sus ojitos pesaban, pero el jodido sueño no llegaba, y encima YoonGi dormia, quería patearlo, envidioso de su cuerpo esbelto que le permitía dormir en cualquier posición, de su naturaleza alfa que no tenía un bicho en el estómago jugando fútbol con sus riñones y usando su pobre vejiga de trampolín.

- No te daré mango- gruñó a su vientre que no dejaba de rugir pidiéndole comida.

Se arrepentia de haber jugado en el teléfono de YoonGi, en el jueguito de cocina salían algunas frutas entre las cuales habían mangos, el diminuto pixel fue suficiente para tentarlo de comer una fruta que odiaba.

Todo era culpa del bebé, Jimin jamás metería esa fruta del mal en su boca, no ensuciaria su pijama con sus jugos ni tendría mechas metidas entre sus dientes.

Los mangos son amarillos, a Jimin le gustaba lo amarillo y en ese momento lo quería, talvez sabria mejor si le echaba algo de salsa de tomate.

La saliva se acumuló en su boca y no pudo negarse más

- Yooon...

Llamo con tono dulce a su alfa removiendo su hombro para despertarlo

- alfa..

YoonGi solo suspiro y se acomodó en su almohada con forma de kumamon, Jimin podía sentir lo calentito que estaba bajo las mantas y veía como sus labios se fruncian en un puchero, tan cómodo.

Ya había tenido antojos durante la madrugada, y los había podido saciar gracias a que YoonGi había abastecido el refrigerador con todo tipo de ingredientes en caso de emergencia, pero no había contado con que el mango sería algo que Jimin querría

El alfa estaba agotado, Jimin notaba como estaba más delgado y como se estaba sobreesforzando en el trabajo. La otra noche lo vio trabajar hasta tarde. No quiso despertarlo por algo tan ridículo como un antojo, así que se bajó de la cama y tomó el abrigo de YoonGi, estaba cubierto de su olor y eso le daba una sensación de confort.

Palmeó en la bolsa donde estaban sus llaves y se dirigió a la salida. Ya era casi medianoche así que no habrían muchos locales abiertos, pero al cruzar la calle había una tienda que abría las veinticuatro horas.

Solo tendría que bajar, su hyung guardia podría echarle un ojito desde la entrada y no habria ningún peligro.

El ascensor estaba funcionado así que no tuvo que bajar por las escaleras, cosa que agradeció, ya había pasado unos días desde su última amenaza de aborto y todo iba bien, YoonGi dijo que estaría mejor con las vitaminas que dio el doctor. Así que un poco de caminata y aire fresco le sentaría bien tras tanto tiempo en cama.

El guardia salió a la entrada junto a él y lo observó mientras cruzaba la calle, no podía abandonar su puesto de trabajo, pero lo cuidaba desde ahí.

Jimin le sonrió antes de ingresar a la tienda. La dependiente le saludo con un asentimiento detrás del mostrador, Jimin camino sosteniendo su pancita por los pasillos solitarios de la tienda, pasó de largo las cestas, si tomaba una terminaria comprando cosas de más.

Fue al área de frutas donde husmeó hasta encontrar el mango más maduro, empecinado en encontrar el más dulce, ignoraba que entre más maduro había más probabilidades de que no estuviese en buen estado.

Mi Fortuna ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora