Y claramente si se refería a alguien que siempre le apoyo en su vida era alguien el cual hace mucho tiempo no habitaba la tierra como se debía, o mejor dicho, estaba bajo tierra.
—Abuela ya no se...—se escondió entre sus rodillas, no era algo muy lindo estar en plena noche en un cementerio, pero al menos los faroles de este cementerio tenían buena iluminación. El cielo tronaba y anunciaba que pronto iba a llover, otro punto en contra para la vida de Kenma, además de los pasos que se escuchaban acercarse y por el olor ya sabía quien era claramente. ¿como demonios le encontraba siempre?
El pelinegro hizo una reverencia saludando a la tumba en modo respeto, y se paro a un costado del Omega sin decir nada. Sabia respetar los silencios, pero Kenma simplemente se paro dispuesto a irse a la mierda sin decirle nada.
Y fue totalmente tonto al pensar que no le detendría, le siguió unos metros hasta salir del cementerio y luego tomo de su muñeca, la cual se movió para soltarse con agresividad. Kozume le miró mal pero aun así detuvo su paso y volteó a verle sin decir nada. El alfa se acercó y dejo su campera sobre el Omega, acomodandosela cuidadosamente para que no responda con algún movimiento brusco.
—Vamos a casa, y hablemos maduramente Kenma.—Este se mantenía mirando el suelo, aun se encontraba enojado.
—No quiero ir a casa.—hablo en voz baja pero le escuchó de igual manera, chasqueo la lengua a la vez que comenzaba a llover de a poco.
—Vamos a casa ¿si? Por favor.—No quería quedarse en plena lluvia, y tampoco como le había pedido quería negarse. Así que simplemente le siguió en completo silencio y se dirigieron para la casa del pelinegro, propuesta de Kenma, ya que si las cosas no le gustaban mucho se iría de un portazo hasta su propia casa y no tendría que echarlo.
Se adentro el primero en silencio y se sentó en el sofá esperando al alfa, el cual no había mirado en un buen rato, no quería ver su rostro ni de broma en esos momentos. Pero aun así levanto su vista con miedo de sus malditas propias inseguridades. El alfa se sentó en frente suyo sin dejar de verle ni un segundo, después de todo el quería arreglar las cosas.
—¿y bien? ¿Que sucede?—esta vez volvió a desviar la mirada con vergüenza a decir lo que ocurría y como se sentía, simplemente se quedo en silencio apretando sus labios.—Si algo sucede, te molesta, deberías de decirmelo, y vemos que hacer para solucionarlo. Yo no se que estoy haciendo mal si no me lo dices Kenma. Las cosas se hablan.—
—No hagas como si no supieras lo que haces... Desde... ello... Tu te empeñas por tratarme diferente, hasta me evitas, no hagas como que no sabes.—Trato de decirlo en simples palabras.
—Yo... Solo trataba de darte tu espacio, no quería incomodarte ni nada.—
—y eso me la creo obvio, de tantas veces que te mostré que no pasaba nada, que estoy bien y tu un poco más y me tiras con tal de no darme ni siquiera un beso.—y si Kenma estaba rojo, no sabia como decir lo que ocurría ni como expresarse.—ni me niegues que no te has dado cuenta d-de t-todas las veces que yo intente a-acercarme.—se puso totalmente nervioso al decir lo último. Kuroo se quedo en silencio y el Omega tenia muy poca paciencia que ya estaba por marcharse de un portazo devuelta.
Pero Tetsuro se paro en un instante tirandole de la muñeca y haciéndole caer devuelta en el sillón, pero esta vez el le encerró apoyando sus manos en el respaldo del asiento y con una rodilla a un costado suyo, prácticamente encima de el.—Quiero hacer tantas cosas contigo Kenma, tengo miedo de hacer algo que a ti no te guste, de dejarme llevar tanto a tal punto de hacer cualquier cosa que te haga mal, yo... Tengo mucho miedo de ser yo el que te provoque daño.—Esta vez el Omega se quedó en silencio sin saber que decir, pero simplemente se deslizo una lagrima silenciosa por su mejilla.
El tenia tanto miedo de ser dañado devuelta y el contrario de dañarle.
—Si eres tu quien me daña no me importa ¿si?—
—deja de decir idioteces.—suspiro abrazandole sintiéndose más tranquilo de aclarar las cosas.—no lo volveré a hacer lo siento.—no respondió nada y simplemente se dejo embolver por los grandes y largos brazos de su pareja.
Solo le quedaba confiar en el otro, y entregarse como pudiera.
Aunque siguese desconfiando plenamente en el pelinegro, no estaba demas cuidar su salud mental un poco y seguir a la vez lo que decía su ridículo corazón.
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Si tanto Me Odias [Kuroken]
FanfictionSi tanto me odias intenta no besarme. Kuroken Omegaverse No sé permiten adaptaciones sin mi consentimiento Escenas +18 si no te gustan largo.