IX

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Los días pasaron y sin darse cuenta ya estaban cerca de navidad y con ella llegaba su receso. Sunoo estaba feliz de tener un descanso, los finales lo tenían algo estresado.

Ya era normal para él ir casi todos los días a la casa de Sunghoon, se habían vuelto bastante unidos. Trataba de no ilusionarse y controlar sus sentimientos pero a veces no podía evitar dejarse llevar y admirar al azabache más de la cuenta.

Los rumores habían cesado, se había vueltp común ver a los Park almorzando con el grupo de amigos. Habían logrado formar una linda amistad entre todos, bueno excepto por Niki y Sunghoon que por alguna razón eran como perro y gato.

Se encontraban en la casa de Sunghoon estudiando. Estaba observando al azabache pero no podía escuchar lo que decía, estaba concentrado mirando sus facciones y lo tontamente apuesto que se veía explicando un tema que para él era chino básico.

¿Cómo alguien puede ser tan guapo?

—Sunoo, ¿me estás prestando atención?

Se sobresaltó al ver como el azabache había parado para dedicar toda su atención en él.

—Lo lamento es solo que ando algo distraído

—Este examen es importante, es tu último antes del receso.—lo regaño.—Últimamente estás distraído ¿Pasa algo?

Odiaba cuando se preocupaba por él y ser tan transparente ante sus ojos. Al parecer era fácil para el más alto darse cuenta si algo lo hacia sentir mal o lo tenía estresado.

Lo único que ocupaba su mente esos días era en la relación de Sunghoon con Jake. Parecían llevarse bien, demasiado para su gusto, pero desconocía la razón por la que todavía no había pasado nada entre ellos. No entendía, a pesar de pasar la mayoría del tiempo juntos nunca le había mencionado nada relacionado con el australiano. Se suponía que él era quien lo ayudaría.

¿Debería preguntarle?

Sabía que la respuesta le iba a doler. Pero ya no podía fingir que al azabache no sentía nada por su amigo. Por más que le doliera esa era la realidad, Sunghoon solo le había hablado para acercarse a Jake y era la única razón por la que lo estaba ayudando a estudiar.

Despierta Kim Sunoo nunca se va a fijar en ti

Tenía que mantener su plan de ignorar sus sentimientos y ayudar a sus amigos. No importaba lo que sentía pues eso no iba a cambiar el hecho de que a su crush le gustaba alguien más. Al menos ese alguien era una persona maravillosa como su amigo, y también lo alegraba que el australiano tenga a alguien especial como Sunghoon que cuide de él.

—No es nada, solo estoy cansado.—trató de sonar convincente.

—Eso es porque te quedas hasta tarde viendo dramas.—lo retó.—Tomemos un descanso.

Aprovechó para levantarse y estirarse. Estar sentado mucho tiempo lo hacía sentir cansado.

—¿Qué? —le preguntó al mayor ya que se lo había quedo observando estirar.—Me cansa estar tanto tiempo sentado.

—¿Vamos por un helado? Así aprovechamos y salimos un poco.—soltó de repente.

Vio como Sunoo dio un gritito de emoción y se sintió bien, sabía que al menor le encantaba el helado y que con unas solas palabras podría hacerlo feliz. A Sunghoon le gustaba pasar tiempo con él, lo hacía olvidarse de todos los problemas y disfrutaba de cada momento juntos. En poco tiempo se había vuelto un amigo importante.

Se dirigieron a la heladería de siempre y el chico que los atendía sonrió al ver a la pareja que frecuentaba el lugar. Preparó su pedido con anticipación así que cuando era su turno los sorprendió con el helado ya listo.

—Un helado para ti, lindo.—le entregó el helado de menta con chocolate a Sunoo mientras le guiñaba el ojo.— Y otro para el caballero.

Sunoo se ruborizo ante el halago y con una sonrisa aceptó el helado.

—No me llames asi.—gruño malhumorado Sunghoon.—Parecemos de la misma edad.

No le gustaba la confianza que demostraba el chico, Yeonjun por su lado, soltó una risa. Le gustaba molestarlo.

—Espero que vengas seguido.—le dijo al menor.—Invita la casa.

—Wow muchas gracias Yeonjun hyung.—agradeció emocionado el de pelo castaño con una reverencia.—Eres genial.

¿Qué tiene de genial? Yo también puedo pagar un helado.

—Como si fuera la gran cosa.—murmuro el azabache.—Como sea, vámonos Sunoo.—tomó su mano para dirigirse afuera.

—Adiós, hyung.—saludó rápidamente con la mano. Al ver que Sunghoon lo arrastraba afuera se extrañó.—Hyung, ¿no íbamos a sentarnos dentro del local? Hace frío afuera.

—Comámoslo en el camino a casa, tenemos que seguir estudiando.

Hizo un puchero, él quería pasar un rato tranquilo con su hyung sin libros de por medio. De vez en cuando se tomaba descansos y salían a pasear a algún lado así que pensó que esta sería una de esas ocasiones.

Para cuando llegaron a la casa del más alto ya habían terminado sus helados. Entraron encontrándose con la mamá de Sunghoon que recién llegaba a su casa.

—Sunoo, estás aquí.—lo saludó, estaba acostumbrada a la presencia del amigo de su hijo.—¿Ya comiste? Te prepararé algo.

—Estoy bien señora Park, gracias por la oferta pero recién llegamos de tomar helado.

—Oh, entiendo.—dijo algo decepcionada.—En ese caso, ¿te quieres quedar a cenar? Prepararé tu comida favorita.

Miró a su lado buscando aprobación de su acompañante, no era la primera vez que se quedaba a comer pero igualmente no quería molestar.

—Le encantaría.—respondió Sunghoon por él al ver que esperaba su respuesta.

—¡Genial! Vayan arriba si quieren, cuando este la cena les aviso.

Subieron y siguieron estudiando hasta que se cansaron y decidieron jugar algo en la consola.

—Por cierto, ¿sabes si a Jake le gustan los parques de diversiones? Quiero invitarlo a uno.—preguntó el mayor concentrado en el juego tratando de vencer a Sunoo, algo descolocado por la pregunta se quedo estático procesando lo dicho por Sunghoon.

Sintió que su mundo se derrumbaba. Eso confirmaba sus sospechas: por más que no hablara sobre él, el australiano ocupaba la mente del chico que le gustaba. Era tonto por haber considerado por un momento que existía la mínima posibilidad de que lo haya olvidado. Sintió ganas de llorar pero se aguantó, dolía pero era consciente que era su culpa por meterse en ese lío.

—Yo creo que le gustará la idea. Le gustan esa clase de juegos.

Sunghoon aprovechando el momento de debilidad de Sunoo, festejo cuando logró ganarle al menor siendo la pantalla iluminada con un "game over", con una sonrisa se volteó a verlo.

—Gracias por la ayuda, no se que haría sin ti.

Otro cliché más [Sunsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora