XXIV

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El día estaba nublado y hacía frío, miró al cielo notando que problablemente lloveria.

Sunghoon estaba volviendo de sus prácticas de patinaje, era algo tarde, estaba exhausto y no veía la hora de llegar a su casa.

Iba concentrado en el camino cuando pasó por una tienda que le había llamado la atención. En la vidriera tenía distintos tipos de bombones y chocolates, al ser San Valentín había algunos con corazones o que formaban frases empalagosas.

Diviso unos que parecían ser distintos tipos de chocolate con mente, no le gustaba para nada esa combinación pero no pudo evitar acordarse de Sunoo. Al menor le gustaba todo lo relacionado con la menta.

Sin pensarlo entró a la tienda y compró una caja. La señora que lo atendió fue amable con él pero tantas preguntas lo sofocaron.

—¿Quieres la caja en forma de corazón o te interesa otra?

Frunció el seño. ¿Cuántos tipos de cajas había?

—Cualquiera esta bien.

—¿Quieres que los corazones todos tengan forma de corazón o quieres variado? También podemos formar frases para la persona a la que se lo quieras regalar. Como un te amo, me gustas o lo que se te ocurra.

¿En que se estaba metiendo? Él solo quería comprarle unos chocolates a Sunoo. No quería tontas frases o estúpidos corazones.

Sonrió agotado.

—Variado está bien.

La señora asintió anotándolo en un papelito.

—Por último, ¿quieres agregarle alguna tarjeta especial que tenga un mensaje escrito en ella?

—No, gracias.—Trató de no sonar grosero.

—Está bien.— volvió a anotar.—En un rato estará listo tu pedido.

Desapareció detrás del mostrador dejándolo solo, aprovechó para sentarse en una de las sillas que había ahí.

Estaba agotado, solo quería descansar. Cerró un rato los ojos relajándose.

Luego de unos cinco minutos volvió con su pedido.

—Aquí está, espero que su novia lo disfrute.

Ignoró el comentario y haciendo una reverencia finalmente se marchó.

No entendía el concepto de regalar comida en una festividad creada por el hombre con la finalidad de que gastáramos innecesariamente dinero en regalos y cosas innecesarias.

Sin embargo allí se encontraba con una bolsa en su mano solo porque estaba de paso y vió algo que le recordaba a Sunoo.

Se sintió agradecido cuando llegó a su casa, tiró todas sus cosas en el sofá y se recostó.

—Hoonie llegaste.—lo saludó su mamá.—¿Cómo te fue en el entrenamiento?

—Bien, la profesora dijo que si seguía así el programa me iba a salir impecable.

—Me alegro cariño.—lo felicitó.—Por cierto ¿qué tiene esa bolsa?—señalo la bolsa rosa con corazones con la que había llegado.

—Son chocolates.—se limitó a responder.

—¿Para Sunoo?

—¿Cómo lo supiste?—preguntó extrañado, no le había mencionado nada.

—Las madres lo saben todo.—menciono con una una mirada picara.

Entendió lo que quería decir, su madre estaba imaginando cosas que no eran. ¿Debería aclararle que no era Sunoo la persona con la que quería salir? A su madre le agradaba demasiado el menor, siempre hablaba de él y de lo maravilloso que era.

—Mamá no es lo que piensas. Solo somos amigos.

—Todo empieza con una amistad Hoonie.

—Pero no es en este caso.

—¿Entonces por qué le compraste chocolates?

Hizo una pausa para pensar que responder, quería hacerlo pero "los compré porque me acorde de él" no iba a ayudar a su argumento. Abrió su boca para hablar pero no salió ningún sonido.

—¡Sabia que tenía razón!—dijo feliz como una niña pequeña.—Mándale saludos a mi futuro yerno.

Su progenitora fue a la cocina dejándolo solo. Se dedicó a observar la caja de chocolates, ¿Debería dársela? Podría malinterpretarse la situación.

¿Sería raro que le de chocolates a Sunoo? ¿Y si se los enviaba anónimamente por el sistema del colegio?

Borró esas ideas rápidamente, no tenía nada de raro darle unos chocolates a su amigo. Además, San Valentín también era el día de la amistad.

Estaba decidido, se los daría mañana en la escuela.

¿Y si no le gustan?

A Sunoo le encantaban ese tipo de cosas. ¿Por qué no le gustarían?

Quizás de un día para otro desarrolló una alergia terrible hacia los chocolates y los míos lo matan.

O quizás le dejaron de gustar, los gustos pueden cambiar.

¿Por qué me preocupó tanto? Solo son unos tontos chocolates.

Estaba decidido.

Se los voy a dar mañana.

—Hoonie, deberías invitarlo a tus otros amigos.—habló su mamá desde la cocina.

Con amigos se refería a Jay, Sunoo, Jungwon, Jake y para su pesar Niki.

Jay ya no iba tan seguido a su casa, Sunoo llegó un momento en que casi iba todos los días y Jake y Niki solo habían ido una vez.

Nunca se había animado a invitar al australiano a su casa, tenía miedo de arruinarlo.

Jake era muy lindo. Le encantaba pasar tiempo con él, tenían muchas cosas en común y congeniaban bien. Solo tuvieron la oportunidad de salir solos dos veces pero hoy el viernes eso sería diferente. El lo había invitado al festival.

Recordó como había sido, se cruzaron saliendo de las aulas para ir al receso. Se iban a encontrar con el resto de sus amigos en el patio. Se saludaron y caminaron juntos, bromeando entre ellos como solían hacerlo.

—¿Quieres que vayamos juntos al festival el viernes?—sugirió Jake tranquilo.—Jungwon y Jay hyung irán juntos, Niki y también y no quiero molestarlos.

—Claro.—trató de sonar casual. Jake lo había invitado a salir.

Dio un gritito interno de emoción y quiso apresurarse para contarle a Sunoo. No lo había visto todo el día y quería tener una excusa para hablarle, además de que sabía que el menor se alegraría por él.

Otro cliché más [Sunsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora