[MIS PEQUEÑOS OS (One-Shots)] ✓✓

🎒👠 Misión se respira amor: Completada 4👠🎒

- ¡Eh!- me giro al escuchar esa voz- ¡Nerd!- oh, ¿cómo no? Él siempre igual.

- ¿Qué pasa, Bill?- él llega hasta mí después de una pequeña carrera.

- ¿Vienes esta noche entonces? Llevo detrás de tí como una semana para ver qué me respondes- me río.

- Voy a ir. Me compré el vestido ayer y todo, ¿sabes?- él sonríe.

- Yo también estaré. ¿Nos vamos juntos?- me encojo de hombros.

- Nah, da igual. Llegaré a tiempo, ¿vale?- él asiente- Hasta luego, idiota enamorado.

- Nos vemos, mi tierna nerd- los dos nos reímos a la vez- Intenté ser un caballero al menos.

- Que bobo eres- se marcha, yo entro a casa y suspiro. Bien, hora de arreglarse para ir a la fiesta. Mi vestido es precioso. Es negro liso, entubado y con la pierna izquierda abierta desde la cadera. El escote un poco abierto y me voy a poner unos tacones muy bonitos. Me voy a alisar el cabello y me voy a maquillar mejor de lo que ya lo hago. Voy a conquistar, esta noche es especial. Lo presiento.

***

- Pero bueno- Georg me espera en la puerta del gimnasio- Que mujer, uf. Los vas a poner a todos como toros.

- Anda ya, exagerado- nos damos un abrazo cariñoso. Él entra antes que yo, que estoy mirando a ver si todo está en orden. Los tacones rebotan en el gimnasio, ese típico sonido que hacen al pisar llega al oído de todos haciendo que me miren. Qué vergüenza.

- Adeline- menos mal que ha llegado- Hola.

- Wow. ¿Eres tú de verdad? Demasiado elegante.

- ¿Y tú?

- ¿Qué has hecho con el matón del instituto?- nos reímos- De verdad que te queda muy bien, me encanta. Estás genial.

- Tú pareces una auténtica reina- sonrío algo avergonzada por su piropo- Lo siento, no quería que te diera vergüenza, sólo dije la verdad.

- Gracias- nos sonreímos- ¿Bebes algo?

- Te estaba esperando a tí- asiento. La noche comienza con un poco de ponche, una conversación agradable y un ambiente muy bueno. Los dos hablamos y damos opiniones sobre diversos temas tranquilamente, la verdad, me sorprende este chico.

- Tengo hambre- le digo en un silencio, él me mira.

- Ven- salimos del gimnasio, él me lleva cogida de la mano- ¿Qué te apetece?

- Me da igual.

- ¿Burguer King?- me río.

- Vale- pide la comida una vez llegamos. Me encanta como las chicas nos miran, tienen envidia porque yo voy agarrada de su mano y ellas no, que bien de siente esto.

- ¿Patatas?- asiento- Patatas.

- Serían diez con ochenta, por favor- la cajera nos mira.

- Ya puedes guardar eso- dice mirando mi cartera.

- Pero...

- Ah, ah, ah. Los mayores llevamos la razón siempre- me río levemente.

- Idiota- se ríe también. Cenamos mientras ha lamls sobre lo que queremos hacer en la vida, literalmente- Yo estoy en arte dramático.

- Sí, lo sé. A mí me gustaría ser diseñador gráfico- asiento boquiabierta.

- Ese trabajo mola mucho. Nada es imposible, Bill, y los suelos no están para soñarlos tan solo.

- Eres encantadora- sonrío de nuevo- Gracias por esto.

- Has pagado tú.

- Yo lo digo por este buen rato contigo- sonreímos. Volvemos al gimnasio después, la música conquista a todo el mundo, nosotros dos nos miramos sonriendo- ¿Bailas?

- Se me da fatal.

- Oh, venga. Seguro que no es para tanto- dice sacándome a bailar directamente. Qué buena noche, que buen bailarín es, yo no sabía que nos movíamos tan bien juntos. Bailamos y bailamos hasta que nosotros somos los últimos, yo bailo sin tacones ya y abrazada a él, los dos suspiramos tranquilamente- Me lo he pasado genial.

- Yo también- me ha acompañado a casa. De repente y cuando menos me lo espero, me besa- ¡Oye!- los dos nos separamos riendo- No me lo esperaba.

- ¿No?- niego. Empieza a llenarme de besos, saben a fresa gracias a mi brillo labial y encima me mete a casa. Cierra la puerta, me coge y me sube así por las escaleras. Lo empujó hacia mi habitación, los dos caemos en la cama mientras nos seguimos besando, de vez en cuando nos reímos- Me gusta.

- Y a mí- le respondo sonriendo.

- ¿Me amas? Porque yo te amo, Adeline. Lo siento en mi interior, este sentimiento me quema y me gusta a la vez.

- Yo también te amo- le respondo llorando de alegría. La noche empieza a brillar.