Capitulo 26 ~ Siempre commigo.

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- Te veo un poco inquieta Eleanor. - Menciona mi terapeuta al cortar nuestra conversación sobre un probable cambio de hospital.

- Perdón. - Me disculpo y me acomodo en la silla.

- ¿Algo que quieras comentarme?

- Thomas se va esta noche. - Le digo sintiéndome un poco vulnerable.

- ¿Cómo te sientes al respecto? - Cambia su postura para fijarse aún más en mi.

- Ansiosa, a la expectativa, un poco nostálgica también. La verdad es que estoy muy confundida respecto a mis sentimientos por él, a veces quiero matarlo pero otras veces solo lo quiero cerca ¿entiendes? - Sé que me veo extremadamente ansiosa y sueno suplicante pero no me esfuerzo en esconderlo. No con ella.

- Entonces usemos esta sesión para aclarar todo lo que sientes. ¿Está bien para ti?

- Si, por favor.

- Bien. Entonces, para empezar, hagamos un ejercicio un poco diferente. Cierra tus ojos. - Hago lo que me dice sin dudarlo. - Ahora cuéntame que es lo primero que ves cuando piensas en Thomas.

Me tardo 5 segundos en responder.

- Veo su rostro frente al mío. Veo sus ojos azules, su sonrisa.

- ¿Qué sientes?

Me tomo un momento para encontrar las palabras.

- Me siento protegida, plena. Pero a la vez triste, vacía. Es solo un recuerdo bonito de lo que algún día me hizo feliz pero ahora me duele porque ya no está.

A pesar de que mantengo los ojos cerrados puedo sentir como se humedecen al pronunciar estas palabras.

- Bien, abre los ojos. - Abro los ojos lentamente y limpio de mis mejillas las tibias lágrimas. - Me contaste lo que te dijo sobre lo que hizo que su relación terminara hace 4 años pero no lo hablamos a profundidad. Quiero que nos centremos un momento en este tema.

- Okey... - Tomo la tasa de té sobre la mesita y le doy un sorbo.

- ¿Cómo te hizo sentir? ¿Te lo imaginabas? - Pregunta después de escribir en su libreta.

- Sabia que Thomas escondía algo, siempre lo supe pero jamás me imaginé que estas fueran sus razones. Bueno, lo pensé una sola vez recién sucedió todo pero, pensaba en muchas razones que eran más cómo intentos de sentirme mejor. Cuando me lo dijo sentí una mezcla de alivio y decepción. Alivio, porque es darme cuenta que aunque sea muy (demasiado) estupido. Lo hizo por mi. Y decepción porque a la vez lo hizo por sus inseguridades y su estupida manía de querer controlar incluso lo que para él es adecuado para mi, como él lo diría, ese típico, "no te merezco".

- Entiendo, pero, después de su confesión, ¿cómo fue seguir viéndolo diario?, estos últimos días. No hemos hablado sobre ello.

- Ni siquiera sé cómo responderte sin sentirme como una tonta. - Paso mis manos por mi rostro avergonzada.

- Se libre de expresarte de la manera que más te guste.  - Hace un gesto que me da tranquilidad.

Suspiro profundamente y la miro, preparada para decirlo en voz alta.

- Fue como si no hubiera pasado el tiempo.

- ¿A qué te refieres?.

- Pues eso. Coqueteamos, nos reímos, discutimos por estupideces, nos perdonamos al momento, él me cuidó, hablamos de nuestras vidas, de nuestro futuro y... nos besamos. - Siento un cosquilleo en mis mejillas después de decir lo último.

Hold MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora