Capítulo 38 ~ El país de los recuerdos

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~PRESENTE~

- Buen día señora Hunt. - La enfermera de ojos saltones me saluda en el pasillo.

- Hola, buen día. ¿Está el doctor Bing?.

- Aquí estoy Eleanor. - Dice a mis espaldas. Me despido de la mujer y voy con él que firma una ficha sobre la estación de enfermería.

- ¿Lo hicieron? - Le pregunto al hombre con un tanto de desesperación.

- Si. - Frunce los labios y deja la ficha para mirarme con el ceño fruncido.

Deduzco.

- No salió bien. - Afirmo.

Trago saliva para apartar las lágrimas, pues él asiente en silencio.

Por esta razón decidí no estar presente, no podía verlo fracasar otra vez, me resulta increíblemente doloroso.

- De hecho, todo parecía indicar que podría despertar finalmente pero, tuvo una convulsión. Su cerebro no está listo.

Una lágrima silenciosa se desliza por mi mejilla mientras siento un nudo en mi pecho.

- Okey... ¿Y su riñón?.

- Hemos hecho los análisis y a pesar de que esta débil, no es necesario aún considerar un transplante.

- Thomas dona un riñón por amor y ahora es muy probable que necesite uno... Irónico. - Digo casi para mi misma. - ¿Puedo verlo?.

- Por supuesto. Más sin embargo, Eleanor, debes saber que a pesar de todo, su estado a mejorado notablemente, haremos lo posible para que esté lo suficientemente mejor para intentarlo de nuevo en pocos días. Incluso puedo decir que te escucha si le hablas.

- Está bien... Estaré con él un rato. - Le aviso con un nudo en la garganta.

- No hay problema. Y lo siento por las malas noticias.

Asiento sin poder vocalizar palabra alguna y camino hacia la habitación de Thomas.

Dejo mi bolsa y abrigo sobre un de los sillones allí y camino lentamente en su dirección, todo luce igual que ayer, y el día antes, y el día antes que ese... todo es igual.

Me acerco lentamente por un costado de la camilla y después de darle una rápida mirada a los monitores para corroborar que todo está en orden, tomo su mano, la misma que tan solo permanece cálida e inmóvil.

- Hola mi vida. - Acaricio su mejilla evitando el tubo que sale de su boca. - He hablado con el doctor y me ha dicho que lo intentaste de nuevo, y aunque no salió bien, dice que tu cabecita está mejor, incluso dijo que me escuchas ahora mismo. Aunque sé que son esas cosas que decimos los doctores para hacer sentir mejor a la familia. - Lo miro por unos segundos, estoy cansada de verlo allí, indefenso. - Hoy he tenido que darle cara a la prensa, es algo que no quería hacer pero, nos siguen a todas partes y creo que te puedes dar una idea de lo molestos que son. Tuve que explicar porqué estas aquí, un poco maquillado para no alarmar de más, eso si, pero creo que salió bien.

Me quedo un momento en silencio mientras de nuevo lloro.

Simplemente no puedo, no puedo contenerme, es imposible.

- Te extraño mucho, y si te soy sincera, cada segundo que pasa desde que estás allí me hace perder un poco más la esperanza. Cómo doctora sé las posibles consecuencias de todo esto y ahora sé que saberlo es mucho peor, me gustaría ser como las familias de mis pacientes, que a pesar de lo negativo que pueda llegar a ser su diagnóstico, mantienen la esperanza, creen en los milagros, confían... Yo no puedo, quisiera pero, no puedo. Lo único que sé es que te extraño, nuestros hijos también, y te necesitamos. - Beso su mano con delicadeza. - Te amo cariño. Odio ser solo la señora Hunt, digo, deberíamos ser los señores Hunt. Y apenas tuve ese gusto por un par de semanas. - Un silencioso sollozo de mezcla con los ruidos de los monitores y debo tomar aire para no romperme ahora. - Es injusto...

Hold MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora