𝐐 𝐔 𝐈 𝐍 𝐂 𝐄

3.8K 598 217
                                    


Veinticuatro de julio 2019
Lugar desconocido


Jeongin estaba aprendiendo a diferenciar a las personas por como sonaban sus pasos. Por ello, cuando Felix entró a la habitación con comida, se felicitó a sí mismo por haberlo averiguado con anterioridad. Los pasos de Lee eran cortos y rápidos y solía arrastrar los pies descalzos por el suelo.

Ver a Felix ahí le daba algo de seguridad, no sabía que le pasaba al pecoso para tener ese comportamiento con él, pero al menos no era el único secuestrado y, al parecer, tampoco el único al que usaban a su antojo y destrozaban.

Estaba pálido y sus mejillas vacías, se le marcaban los pómulos en demasía y sus ojos se encontraban apagados respecto a la última vez.

Esta vez no solo traía comida, sino una camiseta negra y ropa interior para vestirse.

— Felix... ¿cómo estás? —quiso entablar una conversación, tenía remordimientos por como acabó su charla el otro día. Pero el australiano parecía seguir enfadado con él.

Dejó la bandeja en el suelo, al lado la ropa y se dispuso a irse, pero Jeongin notaba algo extraño en él.

— Felix, espera, hablemos —se levantó del colchón y caminó hacia él.

— Déjame en paz.

Pero antes de que saliera de la habitación, Jeongin tomó su brazo y, acto seguido, Felix cayó en sus brazos totalmente exhausto. Yang no es que fuera muy fuerte y menos esos últimos días, así que sus piernas se doblaron al coger el peso extra y ambos cayeron al suelo.

— Felix, ¿qué ocurre? —preguntó alarmado, sentándose para que el rubio tuviera un lugar en el que apoyarse en su pecho.

No hicieron falta más preguntas cuando vio su camisa sangrando en el lado izquierdo del tórax, justo en la zona de las costillas. Felix mantuvo una respiración errática antes de perder el conocimiento.

Jeongin lo cogió en brazos asustado y como pudo lo tendió en su colchón. Si tenía una herida lo más oportuno sería no ponerlo en ese colchón sucio, pero el suelo estaba igual o más asqueroso, así que no tenía muchas opciones. Dió un par de vueltas por la habitación y unos golpecitos en su rostro para ver si recobraba la consciencia.

Con eso logró que el pecoso abriera los ojos levemente, pero sus labios seguían pálidos y secos y jadeaba aparentemente dañado. Yang no lo pensó dos veces a la hora de levantar la camisa y ver una gran herida abierta en el lateral del tórax. Quiso vomitar ahí mismo, porque juró haber visto el hueso de las costillas. La herida sangraba a borbotones y debía frenar la hemorragia como fuera posible.

Rápido cogió el vaso de agua y la camiseta, la cual rompió el bajo para tener algo con lo que cortar la sangre.

— No... Jeong... —balbuceaba Felix mirándole.

— No sé que debo hacer —habló nervioso—, solo lo he visto en las películas, pero espero que sirva.

— No hagas nada, por favor —suplicó cuando el pelinegro le echó agua en la herida para limpiarla y después apretar el paño húmedo en ella.

— Te ayudaré, no te preocupes.

— ¡No! —lloriqueó agarrando una de sus muñecas con fuerza. Jamás había visto a nadie llorar con tanta intensidad e impotencia— No lo entiendes. Soy un perrito fuerte... soy un perrito fuerte...

— ¿Qué dices?

— No nos podemos curar las heridas —explicó en un susurro débil—. La otra vez me arriesgué en ayudarte porque era tu primera vez y no quería que estuvieras asustado. Pero... verán que soy débil y me matarán —sollozó, su cuerpo sacudiéndose en cada lágrima.

— No te harán nada si yo estoy aquí —no sabe cuándo, pero ya se encontraba llorando e intentando reconfortar a Felix agarrando su mano.

El rubio (apagado y sin vida) esbozó media sonrisa y negó levemente la cabeza.

— Eres muy ingenuo, gra-

— Guarda silencio —pidió Jeongin escuchando pasos viniendo hacia aquí.

Eran varios, creía que de dos personas, así que le pidió a Felix que sujetara su venda y apretara con fuerza.

En cuestión de segundos entró Minho acompañado de Jisung. Jeongin dejó de lado el miedo que sentía hacia el que decía ser su dueño y se acercó un poco señalando a Felix en la cama.

— Tiene mucho daño, tenéis que ayudarle y llevarlo a un hospital. Él... está perdiendo mucha sangre y-

— Jisung —llamó con voz autoritaria, mirando impasible a su presa sin quitarle ojo de encima—, saca a tu animal de aquí ahora mismo.

El castaño obedeció sin decir nada, acercándose peligrosamente al herido y cogiéndolo del cabello para arrastrarlo fuera de la habitación. Felix gritaba y suplicaba clemencia, estaba tan débil que solo se dejaba arrastrar hacia la salida.

— ¡Suéltalo, le haces daño! —quiso interponerse en las acciones de Han, más Minho agarró su brazo inmovilizandolo— ¿¡Qué mierda haces!? ¡Está herido!

Minho golpeó su rostro y su labio acabó partido.

— Da gracias que mantengo a ese debilucho bajo mi techo, sino sería carnada de buitres —lo soltó y fue acercándose poco a poco al tiempo que Jeongin retrocedía—. Veo que sigues sin entender cómo funcionan las cosas aquí —el menor se sentó en el colchón porque no había donde más retroceder—. Te lo explicaré — dijo sacándose el cinturón.

Ese día, Jeongin fue nuevamente atado a la cama, se esfumó un poco más su humanidad en cada embestida que le rompía. Su piel fue arrancada y dejada a merced de insectos e infecciones y sus cuerdas vocales llegaron al límite. Todo con tal de aprender la lección.






Ayer se me olvidó actualizar uwu

𝐂𝐀𝐍𝐍𝐈𝐁𝐀𝐋 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora