𝐂 𝐔 𝐀 𝐑 𝐄 𝐍 𝐓 𝐀 𝐘 𝐔 𝐍 𝐎

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Treinta y uno de diciembre 2019
Bloodside


Chan suspira encontrándose frente a la casa de los Yang. Sostenía una botella de vino en sus manos heladas por el frío del invierno y su chaqueta se estaba llenando de copos de nieve.

No es capaz de mirar a la madre de su novio a la cara cuando esta le abre, viste casualmente y no concuerda para las fechas en las que están, pero... ¿acaso alguien se vería capaz de celebrar Navidad cuando falta un miembro de la familia?

La señora Yang lo invitó a cenar en Nochevieja con ellos. Se encontraron en el supermercado por casualidad, justo en el pasillo de las bebidas. Christopher se rehusó a coger una botella al verla. Charlaron de cómo se encontraban, y es que no se habían visto desde hacía unas semanas, cuando se organizó una nueva búsqueda y se encontró el teléfono de Jeongin.

Aquello fue otra decepción para Chan. No sólo estaba apagado y destrozado, sino que su localización tampoco era muy relevante. Ya habían pasado por ahí muchas veces, solo fue cosa del azar que se lo encontraran en el camino.

Jungsu logró entrar en el teléfono, pero él y su equipo no dejaron que Bang viera nada. Chris no entendía nada y les exigió que les enseñaran lo que tenían. Tras forcejear un poco, vio en el ordenador un mensaje que Jeongin nunca llegó a enviar.

Chris

Ten cuidado, te amo
Enviado

Jeongin

Yo te amo más|

Ya no era más un secreto para la comisaría y seguramente habría salido de ella, formando rumores en el pueblo. Pero a Christopher le daba igual lo que opinaran de él. Aún así, no le dijo nada del mensaje a la familia, simplemente les dijo que encontraron su móvil.

Chan no estaba muy seguro de asistir a la cena, pero la mujer le suplicó que fuera, que ya lo veía como de la familia. Resultó que también se lo dijo a los abuelos Kim y a su nieto, pero estos dijeron que estarían en otra ciudad visitando a la familia del mayor.

— Me alegra que hayas venido, pasa —su aspecto, aunque mostraba una sonrisa, estaba demacrado. Enormes ojeras, palidez y parecía que había envejecido unos diez años más.

Entró y no había ninguna decoración navideña. Una casa normal en una fecha común. Era eso.

Jeonghye, la hermana mayor de Jeongin, estaba poniendo la mesa. Tenía más o menos su edad y la había visto pocas veces. Por lo que le había contado el pelinegro, era barman en una discoteca privada en Nueva Jersey y le iba muy bien. Hará tres años que se había independizado y solo se veían cuando venía de visita. Sin embargo, desde que el menor desapareció, ella se trasladó para ayudar en la búsqueda y apoyar a sus padres.

La saludó formalmente y le ayudó a terminar el trabajo. El padre estaba terminando de preparar el postre y la madre de hacer la cena.

Poco después estaban cenando, rezaron y hubo un momento tenso en el que la madre se puso sentimental.

— Gracias por la cena y trae cosas buenas a esta familia —la mujer tragó en seco, reteniendo las lágrimas—. Y por favor, trae a mi niño de vuelta. O cuídalo allá donde esté.

Chan se tragó las lágrimas con una presión en el pecho. Él también lo quería de vuelta tanto como la mayor.

De cena había pavo relleno y guarnición de verduras que el propio padre había cultivado en el huerto que tienen en el jardín. Le parece extraño estar cenando este tipo de cosas una Nochevieja ya que en su familia no celebran estas fechas.

Desde que su hermana murió, sus padres se habían sumido en una tristeza infinita y lo que eran las fiestas más esperadas del año se convirtieron en las más odiosas. Chris, por lo general, cuando se hizo más mayor, cenaba solo en su habitación y esperaba a las doce para salir con sus amigos de fiesta.

Su mirada se dirige a la derecha, donde en la pared hay un pequeño altar con flores y fotografías de Jeongin. Lo estuvo mirando un largo rato, pensando si la familia tenía la sensación de que su hijo estaba muerto y por eso lo habían hecho. ¿Pensaban que él había fracasado como inspector? ¿Que Jeongin nunca iba a volver?

— Chris... —la mujer se dió cuenta de la mirada dolida del inspector hacia el altar. Incluso vio las lágrimas brotar por sus mejillas.

— Él va a volver, se lo prometo —mientras que la hermana y el mayor agacharon la cabeza para seguir comiendo, la mujer le cogió la mano sobre la mesa—. Jeongin no está muerto, no puede estarlo.

— Chico —habló el padre con su típica voz ronca—, lo hemos estado hablando y... la última desaparición fue en julio.

— ¿Y qué? —apretó los puños, las lágrimas saliendo irremediablemente.

— Que ya no han habido más desaparecidos —le sonrió con tristeza y Chan agachó la mirada.

Tenían razón y eso era un punto en el que no había caído con anterioridad. Han pasado casi seis meses de su desaparición y ningún joven más ha sido secuestrado.

Quizá ese hombre (esos hombres) se han dado por satisfechos y la desaparición de Jeongin ha bastado para salvar otras vidas. Quizá debería darse ya por vencido.








Si ven que actualizo más lento es porque voy a empezar los exámenes :)

𝐂𝐀𝐍𝐍𝐈𝐁𝐀𝐋 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora