𝐂 𝐔 𝐀 𝐑 𝐄 𝐍 𝐓 𝐀 𝐘 𝐃 𝐎 𝐒

3.4K 562 553
                                    


Doce de febrero de 2020
Lugar desconocido


Minho está arremetiendo suavemente contra Jeongin, sus caderas chocan en cada embestida y el mayor tiene ambas manos a los lados de la cabeza del pelinegro para no dejarse caer completamente. Jeongin, por su parte, posa las manos en la cintura de Minho y clava las uñas en la carne, cada vez más fuerte conforme pasa el tiempo y ambos están más cerca del éxtasis.

Solo hacen falta un par de movimientos de cadera para que Jeongin le dedique un orgasmo. Cierra los ojos jadeando, sintiendo el líquido viscoso paseándose por el hueso de su cadera y parte de su abdomen, mientras que Minho termina de correrse en su interior.

No logra recordar en qué momento empezó a dejar la mente en blanco cuando Minho estaba sediento de deseo, pero sabe que ha sido lo mejor que ha hecho. O tal vez no. Debido a ello, su cuerpo comenzó a hacer lo suyo: disfrutar del placer que conllevaba. Al principio se sentía mal, no solo por estar gimiendo debajo de Minho, quien lo había secuestrado, maltratado y obligado a comer carne de adolescentes retenidos en contra de su voluntad, sino porque siempre pensó que estas cosas las haría con Christopher.

Sin embargo, se dijo a sí mismo que esto era algo que no podía controlar. Es algo natural del cuerpo humano que la mente no puede dominar. Cómo cuando te raspas la rodilla, por mucho que no quieras sentir dolor, lo vas a sentir.

Se ha dado cuenta de que, cuanto menos se resiste, Minho ejerce menos presión, menos golpes y lo trata mejor. En este tiempo Jeongin ha cambiado y Minho también.

No han vuelto a salir a cazar. Pero comienzan a escasear los chicos del sótano. Han estado alimentándose de ellos (aunque no comen todos los días ni hacen todas las comidas diarias) sin necesidad de reclutar a más jóvenes.

Los labios de Minho se posan sobre los suyos con delicadeza y Jeongin abre la boca para dejarle meter la lengua. Es un gesto típico de Minho, siempre, al acabar, le gusta besarle la boca en un húmedo beso.

Jeongin no sabe por qué, pero esta vez es diferente. Su dueño lo había interceptado al salir de la ducha (solo le permitía ducharse una vez cada cierto tiempo) y le dijo que le acompañara a la habitación. Ya sabía que quería tener sexo, pero le extrañó que no se dirigieran a su sucia habitación, sino a la habitación de Minho. Nunca había entrado antes y tampoco es nada del otro mundo. Tiene una cama matrimonial, un armario y una mesa con su respectiva silla. Una ventana tapiada con tablones de madera igualmente.

Esta vez Minho no lo tiró a la cama y le arrancó la ropa, tampoco le exigió que le hiciera una mamada ni empezó mordiéndole alguna parte del cuerpo. Lo abrazó y comenzó a dejar besos en su cuello, besando las heridas y cicatrices que tiene.

Agarró su mano y lo guió hasta la cama, donde ambos se tumbaron y compartieron una ronda de besos y toques que calentaron el cuerpo contrario. Minho tuvo el detalle de prepararlo un poco usando su saliva como lubricante.

Había una razón por la cual no habían salido a cazar todavía. Y es que Minho no veía la necesidad. A parte de que los secuestraban para comer, Minho iba buscando a su presa ideal, con la que compartiría sus días. Jungsoo siempre le dijo que su madre era su bonita presa y que, cuando quiso irse de su lado, la quería tanto que la tuvo que hacer desaparecer. Que si no era suya, no sería de nadie.

Minho no lo entendió hasta que vio a Jeongin en Hellwood. Ellos nunca suelen aparecer entre la gente, no se acercan a la ciudad y, por lo general, no salen del bosque a menos que sea para cazar. Esa noche fue la única vez en la que salieron y creyó entonces que era el destino.

— Zorrito, ¿te ha gustado? —Jeongin balcucea algo que le hace saber que sí.

No sabía que le estaba pasando, pero Minho no tuvo la necesidad de hacerle daño. Solo quería disfrutar de él y que Jeongin también. Parece ser que empieza a tener la imposición propia de protegerlo y no causarle más dolor.

Recuerda las palabras de su padre fugazmente y se dice a sí mismo que lo que pretende con Jeongin no está bien, que debe zanjar los límites. Pero los hace desvanecer cuando abraza a Jeongin, cerrando sus ojos para dormirse.

— Quiero que te mudes a mi habitación —le susurró Minho con voz ronca.

Jeongin se ha dado la vuelta en el colchón, dándole la espalda y pronto su respiración empieza a ser más calmada. Siente el brazo del peli morado abrazar su cintura y pegarlo a su pecho.

Antes de caer dormido, unas borrosas imágenes pasan por su mente. Parece una joven mujer que pasa mucho tiempo con él y luego otra secuencia en la que está en un restaurante comiendo hamburguesas. Tiene a una pareja delante y a otra chica más joven al lado. A su izquierda tiene a un chico de cabello castaño y algo rizado. No puede verle el rostro con nitidez, pero parecen ser cercanos.

Jeongin no recuerda a sus allegados, sus recuerdos se están marchitando conforme más tiempo pasa en ese bosque.

Lo que puede recordar es a Christopher, el único recuerdo que le mantiene como Jeongin.








Se viene chiquis, empezarán a odiar a Jeongin :3

𝐂𝐀𝐍𝐍𝐈𝐁𝐀𝐋 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora