𝐕 𝐄 𝐈 𝐍 𝐓 𝐄

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Quince de abril 2007
Incheon, Corea del Sur


No entendía que estaba pasando. No entendía por qué Yuqi, su niñera, no le permitía entrar en su casa. Lo había llevado al parque esa tarde y, al regresar a casa y abrir la puerta, chilló horrorizada y cerró nuevamente la puerta.

— ¿Qué pasa, noona? —preguntaba un Seungmin de seis años estirando del vestido de la mayor.

Ella estaba ocupada llamando a alguien, pidiendo que viniera deprisa. Después se agachó y abrazó al niño diciéndole que lo sentía mucho. Sentir... ¿qué?

Cuando vio a la policía y una ambulancia aparcar frente a su casa, supo que algo malo estaba pasando.

— ¿Y mi mamá? —el labio inferior temblaba y amenazaba con ponerse a llorar— ¿Dónde está mi papá?

Aquellos hombres estaban entrando a su casa con linternas y otros con un botiquín de primeros auxilios. ¿Qué hacían esas personas en su casa? Sus padres dijeron que nunca debía dejar entrar a desconocidos.

— Ven, Minnie, vamos con estos señores —pidió poniéndose en pie y arrastrando la manita del menor hacia el lado contrario.

— ¡No quiero! —se zafó del agarre corriendo hasta su casa. Sangre por todas partes, alguna que otra extremidad repartida por el suelo, desprendida del cuerpo.

Actualmente no recuerda mucho de lo que vio aquel día, tampoco tiene muchos recuerdos de sus padres. La psicóloga infantil que le atendió le dijo a su abuelo paterno que era un shock traumático, puesto que no era digno de ver para una persona tan pequeña. Servicios sociales se contactó con la única familia del menor, que vivía en Estados Unidos, y fueron de inmediato.

Sus abuelos se quedarían con su custodia y se iría con ellos a vivir a Bloodside, dejando todo atrás. No los conocía demasiado y los primeros meses fueron algo duros para los mayores y para el niño.

Sus padres habían muerto en manos de un asesino sanguinario y Seungmin no podía entender por qué.

A los dos meses de mudarse comenzó la escuela, ya sabiendo algo del idioma porque su padre lo hablaba en casa. No habían muchos niños en la institución, tampoco es que fuera muy grande. Y ninguno de ellos se acercaba.

Kim se acordaba de sus amigos en Incheon, de los cuales no pudo despedirse como es debido. No volverá a saber de ellos. Extrañaba su antigua vida y eso le ponía triste.

Así que en el recreo aprovechó para alejarse en el patio y ponerse a llorar escondiendo el rostro entre sus rodillas a la par que abrazaba sus piernas.

— ¿Por qué lloras? —una tierna voz le pregunta. Seungmin levanta la cabeza y se encuentra a un niño de su edad, con gafas de culo de botella y el cabello en forma de hongo. Comía con ímpetu una galleta más grande que sus dos pequeñas manos juntas.

— He perdido a mis papás —sorbió su nariz.

— ¿Dónde? —preguntó con inocencia.

— En Corea.

— Oh, de ahí es mi mamá. A lo mejor ella puede buscarlos la próxima vez que vaya.

Seungmin decide olvidar las palabras de su abuelo: ellos no pueden volver y confía en la promesa del otro niño. Este saca un pañuelo con dibujos de dinosaurios y se lo ofrece al moreno.

— ¿Eres nuevo? —cuestionó sentándose a su lado.

— Sí...

— ¡Qué bien! A partir de ahora seremos amigos, te invitaré a mi cumpleaños. Todos los años lo celebro en el restaurante de Jam.

— ¿Qué es eso?

— ¿No lo conoces? —preguntó con sorpresa— ¡Es el mejor restaurante de hamburguesas del mundo!

— Me gustan las hamburguesas —Seungmin sonrió, olvidándose de la razón por la que estaba triste.

— ¡A mí también! ¡Seremos mejores amigos! —le dió un fugaz abrazo— Le diré a Jeonghye si nos puede llevar este fin de semana.

— ¿Quién es?

— Es mi hermana mayor, ya tiene quince, es muuuuy grande —Seungmin asiente fascinado—. Creo que no te lo he dicho, pero me llamo Jeongin, me gustan las hamburguesas y los dinosaurios, ¿y tú?

— Me llamo Seungmin, me gustan las hamburguesas y los dibujos animados.

— Seremos grandes amigos, Songmin.

— Es Seungmin... Kim Seungmin...

𝐂𝐀𝐍𝐍𝐈𝐁𝐀𝐋 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora