Una Alfa orgullosa cae a manos de una Omega que, inexplicablemente tiene todo su amor y lealtad. Un amor condenado, una maldicion... Y la lucha constante contra el deseo y la lujuria.
◇ Wheebyul ◇ Moonsun ◇ Hwasun
Durante esa noche Moonbyul no durmio; llegó a su departamento sintiendo el sosiego y ansiedad característicos de alguien que acaba de dejar media vida en otro lugar a su suerte y confiando que se mantendría a salvo... Era quizás la primera vez, que se preocupaba de verdad por alguien que no fuese ella misma.
Odiaba cada segundo de ésta tortura; odiaba la ironía de lo que le estaba pasando justo el día en que Yongsun se fue de su vida.
Eso quizás fue uno de los desencadenantes... Yongsun se había ido, y ese mismo día la naturaleza de su especie le jugaba una mala pasada. No tenía ningún punto de referencia para tratar este trastorno, puesto que ella ella era una singularidad en su propia especie: La joven mujer que se consiguió Alfa que se imprimó sobre otra mujer.
—¡Demonios!— Pateó su zapatero girando de la lado del pasillo hasta el living
Que cruel puede ser el destino a veces; las últimas palabras hermosas dedicadas a Yongsun eran verdaderas: Ojalá fuese ella quien pudiera ser objeto de su impronta... Pero ya sabia que no era porque se tratara de algo imposible... era más un capricho de su propio subconsciente haciendo conspiración con sus hormonas.
Era Wheein, y siempre fue Wheein; cada momento de su vida, cada tropiezo, cada mujer, cada día que pasaba sintiéndose miserable por ser diferente la conducían paso a paso a ese día en el centro comercial, directo a ésta jovencita que la trajo de un golpe a la realidad que le tocaba.
Tomó su teléfono temblorosamente y busco el chat de Wheein: Conectada.
Se cubrió la boca conteniendo ese golpe fortísimo a su pecho... Y luego ese golpe se convirtió en nauseas. Corrió rápidamente al baño y soltó lo que sea que aquello hizo en su cuerpo... Se irguió, limpio su boca con unos buches de enjuague y salió, caminando con precaución hacia su teléfono cuya pantalla había quedado encendida boca arriba en el sofá.
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Metida en su cama de edredones tejidos, Wheein se mordió el labio inferior sonriendo con esa extraña conversación. Una persona podía cambiar radicalmente si la obligas a salir de su caparazón de "chica mala".
Y finalmente tenía muchas cosas por aprender y por saber, no podía dejar de emocionarse al respecto; su primer celo le dejo un sabor terrible de la clase de persona que era Moonbyul, y todavía le dolía la espalda gracias a ese fuerte golpe que le dio estrujándola contra el auto... Ah, lo que sea que le pasara no era razón para portarse como un animal, y luego durante la cena también fue muy mal educada... ¿Todo podía cambiar así de fácilmente? Quizás no era tan mala después de todo.
Abrió los ojos un instante interrumpiendo su intento de dormir al recordar que de hecho también era la persona más guapa que hubiera conocido antes; sus labios gruesos y pequeños, mejillas suaves y ojos afilados, una tez de porcelana con esta belleza natural con la cual habría sido bendecida. Ah si, era realmente guapa. Y ahora se preguntaba como sería su olor, bajo la nariz más desarrollada suya después.
