Epílogo 2/2

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Lisa pov.

Muchos años después...

- ¿Por qué no te vas ya?- dice mi hermano pequeño, Anurak, mirando el bolígrafo que tengo en la mano, el que golpeo contra mi escritorio una y otra vez.

De momento compartimos despacho, por ahora es más fácil así. Lo tomé bajo mi ala hace unos meses, cuando se graduó en la universidad, haciendo lo mismo por él que Kael hizo por mí.

Sería una mentirosa si no admitiera que me gusta tenerlo cerca, se fue a la universidad fuera del estado, y fueron pocas las veces que pudimos verlo.

Atrás quedaron mis inseguridades de que no era una verdadera Manoban, esta es mi familia, y haría cualquier cosa por ellos, como ellos lo harían por mí.

Anurak ya lo está haciendo, no es sorprendente, ya que es muy parecido a Kael, al menos cuando Kael era más joven.

Todo lo que el chico hace es trabajar, al menos por ahora, con nuestras personalidades obsesivas, estoy segura de que una chica le dará por el culo algún día.

-Vete ya, me sorprende que hayas aguantado tanto.

Me levanto de mi asiento y salgo de la oficina, la risa de Anurak me sigue.

Es sábado, así que el lugar está muerto, y no tardo nada en salir del edificio, solo he venido a matar el tiempo. Nuestros dos mayores están de campamento durante la próxima semana, y el más pequeño está con mamá y papá durante el fin de semana.

Rosé y Jennie tenían planeado un día de spa para hoy, después de eso, se supone que ella y yo vamos a salir.

Llevo toda la tarde esperando que me mande un mensaje para ir a buscarla.

¿Cuánto hay que hacer en un spa? Ella ya es jodidamente hermosa.

Más de quince años y todavía no me canso de mi kitten, ella me da la vida, me despertó, sacándome de mi enojo con sus suaves toques y dulces sonrisas. No solo se entregó a mí, sino que me mostró lo que tenía todo el tiempo delante de mí, una familia.

Compruebo la ubicación de Jennie una vez más mientras llego a la puerta del hotel, le doy las llaves al conductor y me dirijo a la recepción.

He decidido conseguir una habitación aquí, incapaz de esperar un segundo más para estar dentro de mi mujer, he ideado el plan durante el trayecto en coche.

¿Por qué no? Estamos libres de niños y voy a disfrutar de mi mujer.

Mi teléfono suena en el bolsillo, lo saco y veo un mensaje de mi mujer, es una foto de ella en bata.

La parte superior está lo suficientemente abierta como para que pueda ver algo de su escote, la polla se me pone dura al pensar en follarla.

Tiene las mejillas sonrojadas, una pequeña sonrisa en la cara, tiene una copa de champán en la mano y debajo de la foto dice que está a punto de recibir un masaje.

¿Por qué necesita un masaje? Mis manos están más que dispuestas y puedo darle un final feliz.

Tardo un segundo en ver al hombre que está detrás de ella en la foto, el también está en bata. - ¿Qué demonios?

- ¿Dónde está el spa?- Le digo al chico que está detrás del mostrador del hotel.

-Por ahí, señora, siga las señales. - Señala la dirección.

Voy a comprar este spa y todos los demás de esta ciudad y a quemarlos.

Atravieso las puertas de cristal y entro en el spa.

- ¿Dónde está mi esposa? Sra. Manoban. - ladro un poco demasiado fuerte.

-En la sala de espera del spa, señora. - dice la mujer de la recepción, con los ojos muy abiertos.

Veo otro cartel que indica el camino, lo sigo. -No puede ir ahí, señora, sin una pulsera. - grita detrás de mí.

-No tardaré mucho. - Salgo disparada por el pasillo y entro en la sala de espera.

La sala está llena de un puñado de personas, veo a mi gemela en un rincón, con las piernas cruzadas mientras lee un libro en la mano.

En cuanto a Jennie, está de pie junto a una mesa de bebidas mientras unos cuantos hombres intentan captar su atención, apuesto mi vida a que ella ni siquiera se da cuenta de ellos.

No tiene ni idea de la atención que atrae sin intentarlo.

-Kitten. - gruño.

Levanta la cabeza y sus ojos se abren de par en par al verme, una sonrisa se dibuja en sus labios mientras ladea la cabeza. -Eso fue rápido.

La agarro y deja escapar un pequeño chillido.

Miro de reojo a los dos tontos que la estaban mirando, de repente se interesan por sus teléfonos, ni siquiera son lo suficientemente buenos como para intentar echar un vistazo a ella si se echan atrás tan fácilmente.

- ¿Debo llamar a alguien?- Pregunta la misma chica que estaba en la recepción del spa, con una mirada de pánico en su rostro.

-No, esa es su esposa y no tengo relación con ella. - dice Rosé, sin levantar la vista de su libro, lucha por sonreír mientras llevo a mi esposa fuera del spa y hacia el banco de ascensores que nos llevará a nuestra habitación.

Me rodea con sus brazos, sin sorprenderse de mis acciones, no dice nada, ni siquiera cuando entro en el ascensor y la subo a nuestra planta.

Sigo esperando que diga que soy dramática o que me llame cavernícola.

No es que me importe, sería estúpido pensar que alguien no intentaría quitármela, sé las cosas que haría para mantenerla como mía, sé que estos pensamientos son locos y jodidos, pero por suerte para mí, a mi mujer le gusta mi naturaleza posesiva.

No habla hasta que pongo la llave sobre el escáner de la puerta y ésta se abre para nosotras.

Entro, todavía con ella en brazos.

-Sabes que yo también puedo seguirte la pista. - Deja escapar una pequeña risa.

Tardo un segundo en asimilar la habitación, está inundada de velas y rosas.

Se contonea en mi abrazo, libero mi brazo de debajo de sus piernas y la pongo lentamente en pie.

Veo cómo del cordón de la gran bata blanca y mullida que lleva puesta, la bata cae al suelo y se acumula a sus pies.

Está de pie frente a mí sin nada más que un par de bragas diminutas desnudas con joyas.

Es una maldita diosa.

No sé qué he hecho en esta vida para merecerla, pero es mía.

-kitten.

- ¿Qué?- finge inocencia.

Su lengua sale, lamiendo su labio inferior.

Joder, me encanta cómo todavía puede sorprenderme.

- ¿Solo tenías esto puesto en el spa?

-Sabía que ibas a venir, siempre vienes por mí. - Su voz es ronca.

Voy por mi cinturón. -Tienes razón, iré, de hecho puede que sea la única. -Me saco el cinturón, da un paso atrás y luego otro. Le dirijo una mirada desafiante. -No te lo pienses, te azotaré.

-Tendrás que atraparme primero. - Mi kitten sale corriendo por la suite, no se aleja mucho de mí, estoy sobre ella en segundos, levantándola y sujetándola a la cama. -Me atrapaste.

Envuelve su cuerpo alrededor de mí. -Siempre, kitten. Siempre te atraparé.

Ella me atrapó hace mucho tiempo.

Fin...

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¡Hey! Espero que hayas disfrutado de esta historia, gracias por leer.

En mi perfil hay un par más por si te interesa pasarte a echarles un vistazo, también estoy trabajando en otras así que puedes seguirme para no perdertelas.

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Entre Tinta Y Cicatriz [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora