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Al llegar al hospital, Juls fue inmediatamente internada y diagnosticada como víctima de una agresión fallida, ya que el agresor solo logró drogarla con una sustancia potente. El doctor, al salir de la sala de urgencias, llamó la atención de Owen, quien se encontraba con los policías tratando de testificar, pero solo había llegado al hospital cuando Juls ya estaba drogada. No sabía cómo había ocurrido ni qué droga se había utilizado.

Los oficiales decidieron esperar, con el sospechoso bajo custodia, a que la víctima despertara, confiando en que Juls sería la clave para entender lo sucedido.

Owen, tras comunicarse con el abuelo de Shelly y con Shelly misma para contarles lo sucedido, se vio rodeado por un pequeño equipo de Hummingbird, quienes de alguna manera se enteraron de la noticia y acudieron al hospital. La sala de espera estaba llena, todos esperaban noticias del doctor sobre el estado de Juls.

Finalmente, el doctor salió de la sala. Todos se pusieron de pie, y Owen fue el primero en acercarse, su mirada suplicante reflejaba toda la ansiedad acumulada mientras se acercaba al médico.

– ¿Cómo está Juls, doctor? – Preguntó, con la voz cargada de angustia.

– La señorita Juls Montana está en recuperación. Fue drogada con Flunitrazepam, conocido como Roofies, una sustancia que comúnmente es utilizada en violaciones. Su vida no corre peligro, pero estará bajo vigilancia, ya que la cantidad utilizada fue considerablemente alta. Sin embargo, al no haber consumido alcohol con la droga, pudimos tratarla mejor. – El doctor le dio una palmada en el hombro, como si intentara ofrecer consuelo. – Los familiares cercanos pueden pasar a verla, pero con discreción.

Tras esa breve explicación, el doctor se alejó y la sala se llenó de murmullos. Tras algunas discusiones, se decidió que Owen, a regañadientes, sería quien permaneciera junto a Juls mientras los demás gestionaban lo que fuera necesario. El abuelo de Shelly hizo algunas llamadas, y pronto Juls fue trasladada a una sala VIP del hospital, donde recibiría la atención más personalizada mientras se recuperaba.

Juls

¿Cuándo fue que me volví tan cobarde? ¿Cuándo comencé a pensar que debía abandonar todo? Esas preguntas recorrían mi mente mientras me encontraba atrapada en una nebulosa de pensamientos, como si mi propia mente me rechazara. Intenté mover mis brazos y piernas, pero no respondían. Intenté abrir los ojos, pero no podía. ¿Estaba muerta? ¿Era un sueño?

Las preguntas se apilaban en mi mente, un eco sin respuestas, hasta que la confusión me arrastró a un mareo que nubló mi percepción. Sin darme cuenta, me encontré viendo una escena extraña: mis padres trabajando juntos en su frutería, luchando día a día para darme lo que necesitaba, todo mientras trataban de darme una educación. ¿Acaso estaba soñando?

¿Estoy haciendo lo correcto? Pensé, observándolos desde una distancia insalvable. Si me quedaba en Inglaterra, podría ganar dinero y evitar que ellos tuvieran que seguir sacrificándose. Me di cuenta de que no podía acercarme a ellos, que mi cuerpo no respondía. Pero entonces el mareo me golpeó nuevamente, y de repente me vi en una sala de hospital, observando a mi padre llorar mientras el doctor explicaba que mi madre tenía artritis y debía someterse a un tratamiento costoso si quería tener una vida larga.

¿Por qué llora? Pensé, confundida. Él nunca llora. ¿Es esto un sueño?

El dolor de cabeza se intensificó, y todo se volvió más oscuro, cuando un cuerpo extraño apareció frente a mí. Mi cuerpo reaccionó por sí solo, y me moví hacia él, como si algo me impulsara. Era Owen. Su cabello rubio iluminaba la penumbra, y cuando me vio, su rostro se iluminó con una sonrisa de alivio. Pero sus labios apenas articulaban una palabra: "I have to go", murmuró.

¡Shut up!... Just goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora