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Juls

–Adelante, ponme a prueba –Fue lo que dijo el rubio por último. ¿Acaso me quiere demostrar algo insinuándose así?

–¿A que quieres llegar, ricitos de oro? –Dije mientras lo apartaba de la puerta a mi apartamento, para introducir la tarjeta/llave para entrar –Deja de jugar a ser adulto, luego te vas a cansar –.

–Juls por favor, deja de tratarme como un niño. Quiero demostrarte que voy muy enserio... con todo esto..–Dijo intentando detenerme agarrando mi muñeca, con cuidado de no lastimarme – pensaras que no sé como nombrar lo que tenemos, pero es así, no puedo ponerle un nombre cuando no sé lo que siento por ti...

–Leíste mi mente, eso iba a decir. No intentas algo de lo que no estás seguro –Solté si agarre, mientras peleaba con la llave de la puerta, no quería abrir de una vez por todas– ¿que le pasa a esta cosa? –Dije por último ya exasperada.

–... se que no es el mejor momento para decir esto pero... esa es mi llave – <Maldita sea> me abofetee mentalmente mientras sacaba la otra llave, esta si era la mía. Había tomado la de Owen por inercia, pues pasaba más en el departamento de el... siempre.

Justo cuando estaba a punto de entrar al apartamento a que me tragara la tierra de la vergüenza, dos brazos fuertes me rodearon el abdomen y pronto mi espalda chocó contra el pecho de alguien muy conocido.
Por el momento mantuve la compostura, pues estaba acorralada ¿en contra de mi voluntad? En absoluto, sabía quien era, un niño necesitado de atención. Eso era.

–Vamos, suéltame, no eres un niño –Un niño de 1,90cm Claro que no lo era. Pero cuando era claro que no podía expresarse hablando. Lo mejor que hacía era demostrarlo. Típico de Owen. O tal vez ya lo tenia descifrado.

–No te soltare hasta que me dejes entrar a tu departamento –Dijo aferrándose a mi con la fuerza medida, para no hacerme daño. Suspire con pesadez mientras masajeaba mi cien con Owen medio colgado de mi.

–Dios.... ¡Está bien! Entra antes de que pierda la poca paciencia que me queda –No había terminado de hablar, cuando esté ya me había soltado y entrado por completo en el lugar. <desvergonzado> dije para mis adentros.

Ya en el living de mi departamento, me dispuse a dejar las maletas en un lugar que no obstruyeran en la sala. Es decir, tuve que pasar las maletas de Owen también a mi habitación.
Cuando termine aquello, me dirigí a la cocina por una botella de agua. Pero le había perdido el rastro al rubio, quien no tardó en hacerse notar con el sonido de la ducha.

–¿Cree Que puede entrar al apartamento de una chica y hacer lo que quiera?. Dios, los Gringos son un caso extraordinario –Dije en voz alta, pero hablando español para que el rubio no entendiera nada. Con lo bueno que era espiando, debía tener mis recursos.

Me percaté que había dejado mi teléfono en el bolso sin haberlo revisado al llegar de Corea. Pero al encenderlo me llevé el segundo más grande susto de mi vida. Habían al menos 16 llamadas perdidas de mi madre, cuando eran menos era por que el nivel de enojo que tenía era extremo. Ya, se avecinaba mi muerte... genial.

El timbre del teléfono volvía a Sonar, pero no dejé esperando más y contesté al instante.

–Mami perdón, estuve durmiendo todo el día, fue sin querer. Por favor no me mates –Dije inmediatamente al tomar la llamada. Mi madre en la otra línea solo suspiró para después hablar.

–Okay, relájate. Tu padre y yo llegaremos mañana. Así Que envíame inmediatamente tu dirección y contéstame cuando te llamo. ¿Entonces para que más tienes ese aparato? –Dijo con claro enojo.

¡Shut up!... Just goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora